Puebla está situado en un escenario caracterizado por una diversidad cultural y lingüística con enormes significados y al mismo tiempo, en ella se dan cita varias lenguas de la república mexicana.
Las 7 lenguas de Puebla adquieren vida y sustento en su pasado prehispánico que se manifiesta viva en los distintos rituales, ceremonias y de la construcción social de la realidad (Berger y Luckmann (1979) en la vida cotidiana, en medio de un entramado de significados (Geertz, 1994:24) que dan sentido a las acciones de los grupos étnicos.
Por otra parte, a pesar de la delimitación política de las 7 regiones en las que se encuentran ubicados las poblaciones indígenas: Náhuatl, Totonacos, Tepehuas, Otomí, Mixtecos, Ngiwa y Mazatecos, como sostiene (Masferrer, 2009:61-61), los límites de la región desde el punto de vista natural, étnico y cultural no coinciden necesariamente con los límites políticos, ya que como señala Garrido (2015), a pesar de la delimitación política-geográfica de las lenguas, ellas mantienen un intercambio constante en los aspectos culturales, comerciales, sociales, lingüísticos y la de compartir espacios geográficos en las 7 regiones.
Así mismo, la coexistencia de los grupos étnicos de Puebla se encuentra marcada por una dinámica social caracterizado por cambios y continuidades, por lo que Puebla Sigue en un ambiente de transformaciones a la altura de los tiempos y en la que se apuesta al reconocimiento pleno de los pueblos originarios como parte del corazón identitario de la entidad Poblana.
Por: Mtro. Alfonso Hernández Olvera
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