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lunes, 2 de noviembre de 2020

IDENTIDAD MEXICANA

 





IDENTIDAD MEXICANA

La identidad, de acuerdo con el concepto lógico constantemente explotado por la filosofía, muestra el carácter de todo aquello que es único y similar, aun cuando tiene diferentes apariencias o es visto de manera distinta.

Hablar de identidad es contraponerse en cierto modo a la gran pluralidad, y siempre presume un rasgo de permanencia e invariabilidad.

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¿Qué identifica al mexicano?

 

Es la tierra que albergó a los pueblos: mixtecas, zapotecas, toltecas, olmecas, mayas, totonacas, teotihuacanos, chichimecas, mexicas, entre otras culturas establecidas durante el período preclásico mesoamericano[1].

Estas culturas dejaron un gran legado y patrimonio cultural que hoy identifica al pueblo mexicano como un pueblo que contribuye en el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Por ejemplo, los mayas aportaron dos descubrimientos que permitieron el avance de las matemáticas y de la astronomía: el cero y la notación posicional.

Los astrónomos mesoamericanos dividieron el año solar, de 365 días, en dieciocho veintenas más, con cinco días infortunados, en los cuales no debían hacer nada.

México es la tierra del maíz, el frijol, la calabaza, el aguacate, el tabaco, el hule, el cacahuate, el amaranto, el chile y la chía.

Es un país con diversidad étnica y cultural. En la actualidad existen 59 lenguas nativas, y cada una de ellas identifica a una cultura diferente y, por lo tanto, un legado cultural distinto.

Los mariachis son parte de la identidad mexicana. Estos caballeros visten traje de charro, el cual es un emblema de autenticidad. Es un traje de colores atractivos (negro, gris, marrón), con un elegante sombrero; los pantalones apretados y bordados; la chaqueta, la pajarita y una correa de cuero ancha.

El mariachi es una representación física y humana del charro mexicano que grita, canta, enamora, llora y convence. Cómo olvidar a Pedro Infante, a Jorge Negrete y al contemporáneo Vicente Fernández, entre otros grandes artistas que, con la música del violín, la vihuela, el guitarrón, la trompeta y la guitarra hace vibrar corazones y despiertan el júbilo del pueblo.

La identidad mexicana es una mezcla de colores, sabores y sones que empapan a quienes se dan la oportunidad de compartir una experiencia de vida con los mexicanos.

Cualquiera que oye la música o letra de Vicente Mendoza Gutiérrez (folclorista mexicano nacido en 1894, en Cholula, y fallecido en 1964) rememora su gran legado compuesto de cantares y corridos mexicanos.

Estas canciones hacen recordar al ciudadano de esta época su semejanza con aquélla, su historia, su presente y su cosmovisión. Y qué decir de la marimba: maderas que cantan en el sur de la república. O el acordeón que hace bailar al ritmo norteño y hace latir el corazón aceleradamente cuando Los Tigres del Norte ejecutan sus finas melodías, que son una verdad de vida hecha canción.

Cuando se habla de identidad mexicana no solamente se habla de música, sino también de la poesía que hace vibrar mente, cuerpo y alma; de sonetos, prosas o rimas. Agustín Lara y Pedro Vargas son símbolos de México, pues representa el prototipo del hombre mexicano.

Hay gente que ha mostrado a México a través del arte, por ejemplo, Francisco Toledo o Frida Kahlo, quienes manifestaron en sus obras las vivencias de la cultura mexicana.

Hablar de identidad mexicana es hablar de Amado Nervo, Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Raúl Gómez Jattin, Juan Rulfo, Sor Juana Inés de la Cruz, Rosario Castellanos, Belisario Domínguez, Xavier Villaurruttia, Alfonso Reyes (escritor reconocido como uno de los grandes humanistas de América), entre otros grandes personajes que la historia identifica. La identidad mexicana es una realidad que se nutre de los pequeños actos cotidianos que realiza cada niño, joven o anciano, ya sea hombre o mujer.

Los mexicanos se identifican en el entramado social fincado en las múltiples interrelaciones de los diversos grupos humanos.

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¿Qué es aquello que hace al mexicano único e irrepetible dentro de la raza humana?

Es definitivamente su manera de ser y de actuar; su modo de vivir y de proyectarse hacia adelante; sus gustos, sus usos, sus modos y costumbres.

México es el campesino, el obrero, el ranchero, el albañil, el granjero, el ganadero, el carpintero, el artesano, el maestro, el doctor, el abogado, el alumno, el político, el hombre o mujer que nació en tierra mexicana y trabaja, lucha, y se esfuerza por construir cada día su historia. Identidad mexicana es ese modelo de hombre que es fiel a su nación, aun cuando siente en carne propia cómo el fuego lo quema; es ese Moctezuma que con gallardía prefirió sufrir antes que traicionar a su gente.

Es hablar de Emiliano Zapata, de Francisco Villa, de Venustiano Carranza, de Francisco I. Madero, de Benito Juárez, de Lázaro Cárdenas.

La identidad está relacionada con la idea que se tiene acerca de quiénes somos y quiénes son los otros, es decir, es la representación que se tiene de uno mismo a partir de los demás.

Por lo tanto, implica hacer una comparación entre las gentes para encontrar las semejanzas y las diferencias.

Cuando encontramos semejanzas entre las personas inferimos que comparten una misma identidad que las distingue de otros países que aparentan ser similares.

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¿Qué es lo que distingue a los mexicanos de otros países?

 Sin duda alguna, lo que distingue a los mexicanos es la cultura que comparten todos los estados de la república: esa cultura que pertenece a todos los grupos sociales; y el conjunto de rasgos culturales particulares que define a los mexicanos como individuos únicos, singulares e irrepetibles.

No habrá otro José Alfredo Jiménez en otro país ni otro Octavio Paz. Mucha razón tiene el mexicano al cantar que como México no hay dos.

El sociólogo británico Stephen Frosh dice: “La gente echa mano de recursos culturales disponibles en sus redes sociales inmediatas y en la sociedad como un todo”.[2]

Los materiales con los cuales se construye una identidad son siempre materiales culturales; por lo tanto, la cultura es la materia prima de la identidad.

En México Octavio Paz se esforzó por descubrir los rasgos psicológicos generadores que definen la identidad mexicana: el complejo de inferioridad, la soledad e incluso la melancolía.

Pero México también es la tierra de los hombres y mujeres que permiten la continuidad y permanencia, por ejemplo, de la comida, el transporte, las diversiones, el gobierno.

México es el resultado de toda su historia...

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CÓMO SOMOS LOS MEXICANOS

 Averiguar el asunto cultural implica ahondar en el discernimiento de las formas de proceder del individuo que se despliega en un contexto histórico-social determinado.

En México la riqueza cultural es una lista invaluable de comprensión y un ejemplo metodológico para la interiorización de lo que autores como Samuel Ramos, Santiago Ramírez, Luis Villoro, Monsiváis, entre otros, han llamado la psicología del mexicano o, en su sentido correcto, formas de conducta social de los aztecas.

La acotación más prudente para hablar del tópico cómo somos los mexicanos sería: los mexicanos son seres humanos dotados de inteligencia, de conciencia capaces de construir y modificar su medio ambiente y social.

Como todo ser humano, los mexicanos son personas motivadas. Los motivos se vuelven cada vez más numerosos y complejos según la edad del individuo.

Entonces, los motivos son circunstancias internas que hacen que las personas estén movilizas y se conduzcan hacia ciertos objetivos. Los mexicanos motivados tienen una conducta que presenta tres características.[3]

Primero, necesidades corporales como la sed y el hambre; y necesidades psicológicas como el estar acompañado. En esta conducta la persona busca los medios de satisfacer esas necesidades.

Segundo, los motivos forjan una conducta selectiva, por ejemplo, cuando hay hambre se tiende a buscar satisfacer esa necesidad y se deja en segundo y tercer plano las demás necesidades, como la de trabajar o dormir.

Tercero, la conducta motivada es activa y constante.

El mexicano hace uso de los motivos. Para toda circunstancia encuentra un motivo.

También es típica, como en todo ser humano, la curiosidad. El hombre es curioso por naturaleza.

Esto se puede comprobar cuando alrededor de un accidente, de cualquier tipo, en México, abundan los espectadores. Y es precisamente la curiosidad la que mantiene viva la motivación para alcanzar metas.

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¿Son agresivos los mexicanos?

 La agresividad no se ve en todos los pueblos de México ni en todos los mexicanos, sólo en circunstancias específicas que provocan que actúe de manera ofensiva.

La agresión es una patología que se adquiere del grupo social en el que el individuo decide afiliarse. Por ejemplo, es común en México escuchar que hay manifestaciones en contra de algún sistema gubernamental, o que se registran tiroteos y enfrentamientos donde se daña la integridad de quienes los provocan o de terceros.

Lo que controla esta conducta humana agresiva son las normas o reglas morales que limitan el tipo y la dirección de la agresión.

La agresividad en México se relaciona con la cultura a partir de que el individuo fue educado en la organización de grupos sociales específicamente organizados.

Los mexicanos se distinguen por su grado alto de socialización, aunque existen etnias que prefieren el aislamiento. Pero la mayor parte del pueblo mexicano tiene la necesidad de estar con otros.

En los momentos más difíciles de la historia de México, los mexicanos nunca se han dado la espalda. Los mexicanos están siempre dispuestos a la solidaridad, a olvidar por momentos sus ideologías políticas, culturales y religiosas para estrechar los vínculos de unidad nacional.

Por ejemplo, en 1985, cuando el terremoto sacudió fuertemente a la Ciudad de México, todos participaron en la búsqueda y rescate de víctimas y ayuda a damnificados.

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¿Los mexicanos son ambiciosos?

 Obtener dinero es un motivo importante en todo el mundo, pero en México las empresas no ofrecen salarios elevados. La mayoría de los mexicanos viven en la pobreza y muchos en extrema pobreza, por ejemplo, en las ciudades de toda la república existen cinturones de pobreza, resulta irónico cerrar los ojos y no darse cuenta de la situación carente de muchas familias mexicanas.

Ese deseo de conseguir riquezas, poder o fama para muchos mexicanos es una falacia cuando no existen para muchos las oportunidades que les permita trabajar para construir su sueño y aterrizarlo en una clara realidad.

En México no se trabaja para conseguir lo anterior, sino se trabaja para subsistir. Esto no quiere decir que el dinero no sea importante para los mexicanos.

Hay mexicanos que se esfuerzan, aun fuera de su nación, para enriquecerse, y con ello hacen productivo el sector económico.

Lo cierto es que lo que un individuo desee lograr está determinado por la cultura en que vive y los grupos en los que se organiza; por su personalidad y experiencia previa. Los grandes genios o investigadores no desarrollan su talento en este país.

Y por esta razón no hay quien se interese en hacer de México una potencia tecnológica, industrial y económica.

En México para cada santo hay un día, y si no existe aún, se inventa. Como dijera López Reyes[4] al hablar de Egipto:

 “Es más fácil encontrar a un Dios que a un hombre, todo fue objeto de culto”.

Los mexicanos están, también, muy apegados a la deidad. Las empresas televisivas más populares del país promueven la religión a través de programas como Cada quien su santo o La rosa de Guadalupe.

“México no es un país de fracasados”, dicen algunos, molestos, después de que la selección mexicana de futbol fracasa en un encuentro deportivo internacional. El futbol ha captado la atención de muchos mexicanos y se ha vuelto motivo de festejo.

Los medios de comunicación han difundido la idea de que el futbol representa a México en el mundo. Así que cuando la selección mexicana de futbol fracasa se despierta en los aficionados mexicanos un sentimiento de frustración. La frustración ocurre cuando algo dificulta o impide la satisfacción de un motivo.

En México abundan los ciudadanos que han ejercitado su inteligencia y sus capacidades para desarrollarse en algún área. Son personas sobresalientes y dotadas de liderazgo, por lo cual disminuye la probabilidad de frustración, pues están motivados para conseguir la aceptación de los demás.

Los mexicanos regularmente hacen uso del resentimiento, la envidia, el fatalismo y la represión.

 Es frecuente que el ciudadano se ofenda con facilidad cuando otra persona le dice la verdad.

Es natural que el mexicano sea resentido, pues todo lo ofende y, en lugar de resolver las afrentas con sabiduría, busca vengarse de la persona que lo ha ofendido.

Es por ello que son muy frecuentes, en algunas ciudades mexicanas, los bloqueos de carreteras, la toma de edificios, entre otras acciones.

La envidia es una amenaza para muchos sectores de la población.

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¿Qué es lo que envidian algunos mexicanos de sus compatriotas?

Muchas veces la casa, el auto, el puesto de trabajo, el aspecto físico, la ropa, la felicidad, los logros, en fin, todo aquello que hace diferente al otro.

El fatalismo es común en algunos ciudadanos mexicanos. Hay quienes se agobian creyendo que sus problemas ya no tienen solución.

La represión es un manifiesto de inseguridad o desconocimiento del futuro. Por lo regular el mexicano opta por utilizar máscaras con las cuales oculta muchas veces sus temores.

El mexicano tiene la característica de ser ambivalente, porque no puede, después de la Conquista y la mezcla de indígenas y españoles, identificarse con alguien. Últimamente también ha adoptado la cultura norteamericana.

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8

 

La tipología del mexicano

Se ha concebido como un individuo recio, de carácter noble, blanco y oscuro a la vez. Una manera de describir al mexicano es a través de la canción de Jorge Negrete,

 Yo soy mexicano:

 

Yo soy mexicano, mi tierra es bravía,

palabra de macho que no hay otra tierra más linda

 y más brava, que la tierra mía.

Yo soy mexicano y orgullo lo tengo,

nací despreciando la vida y la muerte

y si echo bravatas, también las sostengo.

 

Entonces el yo del mexicano es el producto de su cultura, de su educación y de su entorno característico desde sus antepasados habitantes de Mesoamérica.

Sólo que influenciado por diversas maneras de ver el mundo y vivir en él, ya sea desde el malinchismo o desde la visión de un auténtico azteca que busca el crecimiento, la expansión y el poder.

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

·         Aguilar, Camín, et al., Diez para los maestros, México, Ediciones Buena Tinta, 1993.

·         Carrión, Jorge, Mito y magia del mexicano, México, Porrúa, 1952.

·         Frosh, Stephen, Identity, en A. Bullock y S. Trombley, edits., The New Fontana Dictionary of Modern Thought, London, Harper Collins, 1999.

·         Galende, Emiliano, Psicoanálisis y salud mental, Para una crítica de la razón psiquiátrica, Buenos Aires, Paidós, 1997.

·         Garrido, Felipe, El periquillo Sarniento, México, Editorial Ultra, 2006.

·         González Casanova, Pablo, et. al., México Hoy, México, Siglo XXI, 1979.

·         La cultura política en México, en el Estado y los partidos políticos en México, falta país y editorial,1981.

·         Guinsberg, Enrique, Normalidad, conflicto psíquico, control social, México, UAM–Xochimilco/Plaza y Valdés, 1990.

·         Gutiérrez Vivó, José, El otro yo del mexicano, México, Océano de México, 1998.

·         León Portilla, Miguel, La Conquista, México, CONAFE, 1979.

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·         Ramírez, Santiago, El Mexicano, psicología de sus motivaciones, México, Grijalbo, 1977.

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·         Young, Paul Thomas, Sentimientos y emociones, México, Manual Moderno, 1985.

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[1] Amalia López Reyes, et al., Historia Universal, 33 reimp., 2000, pág. 234 

[2] Stephen Frosh, Identity, pág. 165. 

[3] Paul Thomas Young, Sentimientos y emociones. 

[4] Historia Universa, ob. cit., pág. 67. 

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