Por OMENT Observatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles
Es importante vigilar el crecimiento adecuado de los
adolescentes previniendo deficiencias de nutrimentos como el calcio y la
vitamina D, por lo que se deben ingerir suficientes lácteos (leche
semidescremada, queso fresco, yogurt natural), así como consumir pescado y
alimentos fortificados y exponerse suficiente tiempo al sol. En las adolescentes puede presentarse anemia por lo que debe
procurar la ingesta de buenas fuentes de hierro como son la carne roja, pollo
y pescado; el huevo, las leguminosas (frijoles, lentejas, habas) y verduras
de hoja verde. Consumir alimentos ricos en hierro con alimentos que contienen
vitamina C mejora la absorción de este mineral. Por ejemplo, un platillo con carne y brócoli. Mientras que el
café y el té pueden reducir la absorción de hierro hasta en un 50% cuando son
consumidos con los alimentos. Las porciones recomendadas por día para adolescentes son las
siguientes: Para apoyar al adolescente a seguir una dieta correcta se
sugiere tener disponibles opciones sanas de alimentos y colaciones en casa,
que también se puedan llevar a la escuela o a sus demás actividades, tomando
en cuenta sus preferencias, pero limitando ofrecer alimentos altos en grasa y
azúcares. Durante la adolescencia, se debe prestar especial atención a
prevenir deficiencias, ya que es frecuente que se sometan a regímenes
restrictivos de energía para bajar de peso (dietas de moda) o incluso
trastornos alimentarios como anorexia, bulimia o comer compulsivamente
(comúnmente conocido como ‘atracones’). Aunque es difícil identificarlas, hay ciertas señales como el comer demasiado o muy poco, preocupación excesiva por el peso o imagen corporal, ejercitarse demasiado, presentar cambios bruscos de humor o bajar de peso muy rápido. En estos casos es fundamental acudir con un especialista
para un tratamiento oportuno. Durante esta etapa también puede iniciarse o exacerbarse un
problema de sobrepeso u obesidad o presentarse la adopción de hábitos nocivos
como el tabaquismo y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, que son
factores de riesgo para desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo
2 e hipertensión. Es importante hablar con ellos de estos temas para que estén
conscientes de los riesgos que conllevan. Es probable que, si se adquieren hábitos nocivos o
enfermedades crónicas en esta etapa, éstas continúen durante la adultez. Las enfermedades crónicas que hace unos años no aparecían sino
hasta la mediana edad, ahora empiezan a progresar desde la adolescencia,
representando mayor gravedad a edades más tempranas. En resumen, es importante cuidar la alimentación de los
adolescentes además de fomentar la actividad física regular y hábitos de
sueño adecuados para permitir un buen desarrollo, además de prevenir trastornos
de la alimentación y adopción de hábitos nocivos que pueden predisponerlos a
desarrollar enfermedades crónicas. Referencias Academia Nacional de Medicina. Guías alimentarias y de
actividad física en contexto del sobrepeso y obesidad en la población
mexicana. Disponible desde https://www.anmm.org.mx/publicaciones/CAnivANM150/L29_ANM_Guias_alimentarias.pdf. Escott-Stump S, Mahan LK. 2009. Krause´s Food & Nutrition
Therapy. 12th edition. Secretaría de Salud. Norma Oficial Mexicana NOM-043-SSA2-2012.
Servicios básicos de salud: Promoción y educación para la salud en materia
alimentaria. Criterios para brindar orientación. 2013. Disponible desde:
http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5285372&fecha=22/01/2013 National Health Service. Healthy eating for teens. 2015.
Disponible desde: https://www.nhs.uk/LiveWell/Goodfood/Pages/healthy-eating-teens.aspx |
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