(Nueva
York) – Los gobiernos deberían tomar medidas urgentes para prevenir la
violencia y la discriminación racistas y xenófobas vinculadas a la pandemia del COVID-19,
procesando los ataques raciales contra las personas asiáticas y de
ascendencia asiática, dijo hoy Human Rights Watch. El 8 de mayo de 2020, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio
Guterres, dijo que “la pandemia sigue desatando una oleada de odio
y xenofobia, buscando chivos expiatorios y fomentando el miedo” e instó a los
gobiernos a “actuar ahora para fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades
contra el virus del odio”.
En algunos casos, líderes gubernamentales y altos
funcionarios han alentado directa o indirectamente los crímenes de odio o las
muestras de racismo y xenofobia mediante el uso de una retórica antichina.
Varios partidos y grupos políticos, en países como Estados Unidos, el Reino Unido, Italia, España, Grecia, Francia y Alemania también han aprovechado la crisis del
COVID-19 para impulsar teorías de conspiración contra inmigrantes, a
favor de la supremacía blanca, ultranacionalistas, antisemitas y
xenófobas que demonizan a refugiados, extranjeros, personas destacadas y
líderes políticos.
“El racismo y los ataques físicos contra las
personas asiáticas y de ascendencia asiática se han propagado con la pandemia
de COVID-19, y los líderes gubernamentales deberían actuar con decisión para
abordar la tendencia”, dijo John Sifton,
director de incidencia de Asia de Human Rights Watch. “Los gobiernos deberían
tomar medidas para ampliar el alcance público, promover la tolerancia y
contrarrestar el discurso de odio mientras investigan y procesan
enérgicamente los delitos de odio”.
El comité de la ONU responsable de supervisar el
cumplimiento de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial, ratificada por 182 países, ha
recomendado que los gobiernos adopten “planes nacionales de acción contra la discriminación racial”.
Los planes deberían establecer enfoques específicos para combatir el racismo
y la discriminación, desde una mayor vigilancia de los delitos de odio hasta
mensajes públicos y programas educativos que fomenten la tolerancia. Los
gobiernos deberían tomar medidas urgentes para adoptar nuevos planes de
acción para abordar la ola de racismo y xenofobia provocada por el COVID-19.
Desde el estallido de la pandemia, las personas
asiáticas y de ascendencia asiática han sido blanco de lenguaje despectivo en los medios de comunicación y las declaraciones de los políticos, así como en las plataformas de redes sociales, donde el discurso de odio relacionado con el COVID-19 también
parece haberse propagado ampliamente. El uso del término “virus
chino” por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump, y el uso de “virus
de Wuhan” por parte del secretario de Estado Mike Pompeo pueden haber alentado el uso del
discurso de odio en EE.UU. A pesar de que a fines de marzo Trump
dejó de usar el término y publicó un tuit en el que expresaba su apoyo a “nuestra
comunidad asiático-estadounidense”, no ha tomado ninguna medida gubernamental
específica para la protección de las personas asiáticas y de ascendencia
asiática.
El gobernador de la región italiana de Véneto, uno
de los primeros epicentros de la pandemia, dijo a periodistas en febrero que
el país gestionaría mejor el virus que China debido a la “higiene que tiene
nuestro pueblo (…) los ciudadanos italianos, la formación cultural que
tenemos, de ducharnos, lavarnos, lavarnos muy a menudo las manos (…),
mientras que todos hemos visto los videos con chinos que comen ratas
vivas”. Posteriormente se disculpó. El ministro de educación de Brasil ridiculizó a los chinos en
un tuit sugiriendo que la pandemia era parte del “plan de dominación mundial”
del gobierno chino.
La intensificación de la retórica racista ha
coincidido con un aumento en los ataques racistas. Desde febrero, las
personas asiáticas y de ascendencia asiática en todo el mundo han sido
víctimas de ataques y palizas, acoso violento, amenazas, insultos racistas y discriminación que parecen vinculados a la
pandemia.
En Italia, el grupo de la sociedad civil Lunaria ha
recopilado desde febrero más de 50 denuncias y noticias en los medios sobre agresiones, insultos, acoso y discriminación contra
personas de ascendencia asiática. Organizaciones de derechos humanos y otros
grupos en Francia, Australia y Rusia también informaron a Human Rights Watch
sobre ataques y casos de acoso a personas de ascendencia asiática en relación
con el COVID-19.
En el Reino Unido,
personas asiáticas han sido golpeadas en la cara y han sido blanco de burlas y de acusaciones de propagar el
coronavirus. Dos mujeres atacaron a unas estudiantes chinas en Australia:
golpearon y dieron patadas a una de ellas y les gritaron “vuelvan a China” y “malditas inmigrantes”. Dos hombres golpearon a un joven estadounidense de origen chino en
España hasta dejarlo en coma durante dos días. Un hombre con un cuchillo atacó a una familia birmana en Texas.
En África se han reportado incidentes de
discriminación y ataques contra personas asiáticas acusadas de ser portadoras
de coronavirus, así como extranjeros en general, en Kenia, Etiopía y Sudáfrica. En Brasil, los medios de comunicación han
informado sobre casos de hostigamiento y rechazo a personas de origen asiático.
En algunos casos, los gobiernos han impuesto
estrictas cuarentenas que afectan indiscriminadamente solo a los trabajadores
extranjeros sin proporcionar atención médica adecuada, asistencia financiera
ni otros servicios que muchos necesitan ahora para sobrevivir. A principios de mayo, las autoridades de Malasia llevaron a cabo redadas en masa para
detener a refugiados y trabajadores inmigrantes, sugiriendo
sin fundamento que la comunidad inmigrante y los refugiados rohingya fueron responsables de la
propagación del COVID-19.
En todo Oriente Medio, la retórica racista persistente en el discurso público contra los
trabajadores extranjeros se intensificó después de que tuvieran
lugar varios brotes de COVID-19 en áreas segregadas densamente pobladas por
trabajadores extranjeros, la mayoría de los cuales son asiáticos.
También se han reportado casos de discriminación
contra personas chinas en Corea del Sur, Japón e Indonesia.
La discriminación no se ha limitado a las personas
asiáticas o de origen asiático. En India y Sri Lanka,
donde los líderes han hecho poco para contener la creciente discriminación
contra los musulmanes de los últimos años, se han reportado numerosos ataques
e incidentes de discriminación aparentemente relacionados con el COVID-19
contra personas musulmanas. En Myanmar, los líderes ultranacionalistas han utilizado la pandemia
para justificar las amenazas y el discurso de odio contra los musulmanes.
A principios de abril de 2020, las autoridades
chinas en la ciudad sureña de Guangzhou, provincia de Guangdong, que alberga
la mayor comunidad africana en China, lanzaron una campaña para
hacer pruebas de diagnóstico a la fuerza entre los africanos y les ordenaron
que se autoaislaran o se pusieran en cuarentena en los hoteles designados.
Propietarios de vivienda comenzaron a desalojar a inquilinos africanos, lo
que obligó a muchos a dormir en la calle, y muchos hoteles, tiendas y
restaurantes rechazaban a los clientes africanos. Otros grupos extranjeros
generalmente no han sido sometidos a un trato similar.
“Condenar pública y repetidamente el racismo es
una respuesta fundamental de cualquier gobierno al coronavirus”, señaló
Sifton. “Los gobiernos también deberían adoptar iniciativas especiales de
educación pública, fortalecer la vigilancia de los delitos de odio y ofrecer
apoyo a las comunidades víctimas de la discriminación y los ataques por
motivos raciales”, añadió. “Las empresas de redes sociales tienen la
responsabilidad de proteger a los usuarios contra el contenido ofensivo y
xenófobo en sus plataformas, y deberían invertir los recursos adecuados para
abordarlo y mitigar sus daños”.
Casos específicos por
países
Estados Unidos
Los incidentes contra personas asiáticas han
continuado en EE.UU. desde el estallido de la pandemia de COVID-19: en
febrero y marzo numerosas noticias informaron sobre ataques y discriminación
relacionados con el coronavirus. A fines de abril, una coalición de grupos
asiático-estadounidenses que habían creado un centro de denuncias llamado
STOP AAPI HATE dijo haber recibido casi 1.500 denuncias de incidentes de racismo,
discurso de odio, discriminación y ataques físicos contra asiáticos y
estadounidenses de origen asiático.
En un incidente típico, un estadounidense de
origen chino relató su experiencia: “Estaba hablando por teléfono con mi
madre en mandarín cuando una mujer que pasaba por allí me gritó ‘alejen a
este chino infectado de coronavirus de mí’ refiriéndose a mí”.
Al menos 125 de los incidentes reportados fueron
ataques físicos. Entre los casos denunciados cabe destacar los siguientes:
“Un camión pasó a mí lado y (alguien) me tiró un refresco por la espalda y me
gritó ‘oye chino, das puto asco”. En otro, un estadounidense de origen
asiático que estaba esperando un autobús dijo que un hombre comenzó a
gritarle. “Lo ignoré ... [entonces] me arrojó un objeto de peso considerable.
No me dio, pero iba con tal fuerza que impactó en el lado del autobús con un
‘golpe’ ensordecedor. De pronto, me di cuenta del enorme daño que ese objeto
me podría haber hecho si me hubiese golpeado en la cabeza”.
El grupo también reportó cientos de casos en que
estadounidenses de origen asiático fueron hostigados en público, excluidos de
poder entrar en negocios o medios de transporte, insultados en supermercados,
acusados de “traer
coronavirus”
a EE.UU., o rechazados en servicios de taxi como Uber o Lyft.
El 4 de mayo, la Liga Antidifamación publicó una lista de incidentes casi diarios de ataques racistas y
casos de acoso desde enero hasta principios de mayo. Por ejemplo, el 3 de
mayo, un hombre le gritó a un asiático en el metro de Nueva York:
“Estás infectado chino, tienes que bajarte del tren” y luego trató de sacar
al hombre de su asiento.
Desde marzo hasta principios de mayo, hubo numerosos informes
públicos de ataques físicos violentos contra estadounidenses de origen
asiático en estados como California, Minnesota, Nueva York y Texas. NextShark, un sitio web centrado en las
noticias asiático-estadounidenses, apenas recibía algunos mensajes al día
antes de la pandemia sobre casos relacionados con prejuicios contra la
población asiática; ahora recibe decenas.
Representantes de alto rango de varias
organizaciones asiático-estadounidenses y otras organizaciones no
gubernamentales han dicho a Human Rights Watch que numerosos miembros de la
comunidad asiático-estadounidense con la que trabajan han sufrido abuso o
acoso, o conocen a alguien que lo ha sufrido.
La Oficina Federal de Investigación (FBI) y otras
agencias federales no han tomado ninguna medida específica para
abordar el aumento de los ataques racistas y la discriminación, aunque varios
gobiernos estatales y locales han establecido asistencia telefónica y han
ordenado a las autoridades que investiguen los casos de ataques o
discriminación.
Reino Unido
Se informaron varios ataques violentos contra personas de origen asiático cuando
surgió el brote de COVID-19 en el Reino Unido en febrero. Varios de estos
ataques fueron agresiones físicas o palizas.
A principios de mayo, Sky News informó que los datos que había
obtenido a través de solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información a
varios cuerpos de policía regionales del Reino Unido revelaron al menos 267
crímenes de odio contra personas asiáticas registrados en todo el país entre
enero y marzo. En muchas jurisdicciones, las cifras de los primeros tres
meses de 2020 fueron más altas que el total de todo 2018 o 2019. Las cifras
de la Policía de Transporte Británica entre enero y marzo, por ejemplo,
muestran cómo los incidentes de delitos de odio contra las personas asiáticas
coinciden con el número total de denuncias durante todo 2019.
Stop Hate UK, un grupo antirracista, informó en marzo
que había recibido un número creciente de llamadas o denuncias por incidentes
de “racismo, discriminación y abuso verbal, derivados de la percepción de que
son miembros de la comunidad china”.
El oficial de policía de mayor rango en el Reino
Unido, responsable de los crímenes de odio a nivel nacional, declaró públicamente que las fuerzas policiales
están monitoreando los delitos de odio contra personas asiáticas y que se
toman muy en serio estos delitos. Sin embargo, en una reciente publicación de estadísticas sobre delincuencia en
general durante el brote de Covid-19, las autoridades
policiales se centraron en la disminución de la delincuencia en total, sin
resaltar el aumento de los delitos de odio contra personas asiáticas ni
indicar los pasos que están tomando para frenarla.
Varias de las fuerzas policiales locales del país
no proporcionaron información a las solicitudes de Sky News bajo la ley de
Libertad de Información sobre crímenes de odio relacionados con el COVID-19.
Esto plantea preocupaciones sobre si se están recopilando datos sobre los
delitos de odio contra personas asiáticas y si se están monitoreando y
desglosando los delitos de odio por etnia, a pesar de las claras directrices oficiales para ello.
Rusia
Aproximadamente el 20 de febrero, después de que
Rusia prohibiera la entrada al país a los ciudadanos chinos, la compañía
estatal de transporte Mosgortrans comenzó a ordenar a los conductores de transporte
público en Moscú que reportaran a los pasajeros chinos a la
policía. El personal solicitó a muchos
pasajeros percibidos como asiáticos que mostraran su
identificación y el número de su pase de metro para hacer un seguimiento de
sus desplazamientos. La embajada china envió una carta al gobierno de Moscú el
24 de febrero para pedir medidas para detener con esta práctica
discriminatoria. Durante la última semana de febrero, mucho antes de que
Moscú fuera puesta en cuarentena, la policía llevó a cabo
redadas en varios lugares para localizar a ciudadanos chinos y
forzarlos al confinamiento, independientemente de sus historiales de viaje.
El grupo ruso SOVA, que monitorea la xenofobia y el racismo, dijo a
Human Rights Watch que desde febrero se ha detectado un aumento en los
ataques contra las personas asiáticas. También denunció una “ola de
comentarios insultantes y racistas dirigidos a los chinos y a las personas de
Asia Central en las redes sociales" en relación con el COVID-19.
Una noticia en Lenta el
29 de marzo incluyó varios testimonios, incluidos casos de personas de Asia y
Asia Central a las que gritaron en el metro o en público, diciéndoles que
“los chinos trajeron el coronavirus a este país”. Hasta marzo, también se
informaron incidentes de acciones discriminatorias contra personas de aspecto
asiático en Nizhnevartovsk, Ekaterinburg, Tatarstan y Makhachkala,
entre otros lugares.
Australia
Desde el estallido de la pandemia de COVID-19, se
ha reportado una serie de casos de abuso y ataques racistas y vandalismo
contra personas de origen asiático en todo el país. Por ejemplo, a finales de marzo se informó que en Sídney hubo
pintadas que decían “Muerte a los que comen perros” frente a la casa de un
hombre asiático, y que unas personas gritaron e insultaron a unas hermanas
llamándolas “perras asiáticas” que “trajeron el coronavirus aquí” y “puta
estúpida”.
Cerca de Melbourne, también a fines de marzo, la
casa suburbana de una familia chino-australiana fue blanco de vandalismo
racista tres veces en el espacio de una semana: el 20 de marzo, la familia
encontró las palabras “COVID-19 China muerte” pintadas con spray en la
puerta de su garaje. A última hora de la noche siguiente, una persona no
identificada arrojó una gran piedra a través de una de sus ventanas. El 29 de
marzo, la puerta de su garaje fue de nuevo pintada con spray, esta vez con
las palabras “váyanse y mueran”.
El 15 de abril, dos mujeres en un grupo atacaron a
dos estudiantes chinas en la Universidad de Melbourne, gritando declaraciones
racistas como: “Vuelvan a China” y “malditas inmigrantes”. Una de las mujeres golpeó
repetidamente a una de las estudiantes en la cabeza y, después de empujarla
al suelo, le dio varias patadas en el torso.
Una encuesta centrada en el racismo relacionado
con el COVID-19 contra personas asiáticas y asiático-australianas registró 178 incidentes durante las primeras dos semanas de abril en
todo el país. La encuesta, realizada por el grupo comunitario Asian Australian Alliance, ha recibido cerca de 12
reportes al día desde el 2 de abril, desde insultos raciales hasta agresiones
físicas. La mayoría de los incidentes racistas denunciados –el 62 por ciento—
fueron contra mujeres. La Comisión de Derechos Humanos de Australia también
ha registrado un aumento en las quejas sobre ataques racistas.
La Universidad Nacional de Australia creó un “censo de prejuicios” para recopilar mejor cualquier
información sobre el aumento de los incidentes relacionados con el COVID-19.
El primer ministro Scott Morrison ha criticado los ataques racistas relacionados
con el COVID-19 diciéndoles a los australianos que “ya
basta”. Alan Tudge, ministro interino de Australia para asuntos de
inmigración y multiculturales, también condenó enérgicamente el auge en los ataques racistas,
y un miembro del parlamento laborista, Andrew Giles, y otros líderes de la
oposición han pedido al gobierno que reinicie una campaña nacional contra el racismo.
India
El discurso de odio contra los musulmanes, que ya era un
problema grave y creciente desde la elección del partido nacionalista hindú
Bharatiya Janata (BJP) en 2015,
En abril, las redes sociales y los grupos de
WhatsApp se vieron inundados por los llamados al boicot social y económico de los musulmanes, incluso por parte de
partidarios del BJP. También se han producido varios ataques físicos contra musulmanes, incluidos voluntarios que distribuían material de socorro, en
medio de mentiras que los acusan de propagar el virus deliberadamente.
El discurso de odio contra los musulmanes parece
haber aumentado después de que las autoridades indias anunciaron que un gran
número de musulmanes habían dado positivo por COVID-19 después de asistir a
una congregación religiosa masiva en Delhi, organizada por el movimiento
misionero islámico internacional Tablighi Jamaat. Los funcionarios de BJP avivaron las
llamas refiriéndose a la reunión de Jamaat como un “crimen talibán”
y “Coronaterrorismo”. Algunos medios de comunicación
dominantes que apoyan al BJP han utilizado términos como #CoronaJihad,
provocando que el hashtag se volviera viral en las redes sociales.
La situación se agravó tanto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una declaración de
precaución, señalando que “es muy importante que no perfilemos los
casos sobre la base de criterios raciales, religiosas y étnicas”.
El primer ministro Narendra Modi no ha condenado
explícitamente el discurso de odio contra los musulmanes, pero tuiteó “El
COVID-19 no distingue razas, religiones, colores, castas, credos, idiomas o
fronteras antes de atacar. Por lo tanto, nuestra respuesta y conducta deben
priorizar la unidad y hermandad. Estamos en esto juntos”. Pero las
autoridades indias a nivel nacional y local no han tomado las medidas
adecuadas para contener la atmósfera cada vez más tóxica ni realizar
investigaciones adecuadas de los ataques, según corresponda.
Sri Lanka
Varios funcionarios del gobierno han hecho comentarios públicos estigmatizantes sobre la comunidad
musulmana minoritaria de Sri Lanka en el contexto de la
pandemia, conforme surgían las noticias de incidentes de discursos de odio en
todo el país. Esto incluye las afirmaciones de que los musulmanes son
responsables de propagar deliberadamente la pandemia, junto con los llamados
a boicotear a las empresas musulmanas. Varias organizaciones musulmanas escribieron al gobierno el 12 de abril para
dirigir la atención sobre el aumento de incidentes de discurso de odio en Sri
Lanka.
El 27 de marzo, el gobierno de Sri Lanka emitió una
regla que establece que cualquier persona que muera por complicaciones
relacionadas con el COVID-19 debe ser incinerada, lo que está en desacuerdo
con la práctica religiosa del Islam. La OMS ha dicho que la incineración debe
ser “una cuestión de elección cultural y disponibilidad de recursos”,
y no es necesaria para prevenir la propagación de COVID-19. Cuatro relatores
especiales de la ONU emitieron una declaración
el 8 de abril en la que calificaban la regla como una
violación de la libertad religiosa y ponían de relieve el alarmante aumento
en el discurso de odio y la estigmatización de los musulmanes que habían dado
positivo por COVID-19. Un hombre musulmán, Ramzy Razeek, quien se manifestó en contra de la regla de la
incineración
en Facebook, recibió amenazas de muerte.
Cuando denunció lo ocurrido a la policía, fue arrestado el 9 de abril.
Obligaciones legales
internacionales
La Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial obliga a los países a
“condenar la discriminación racial” y tomar medidas destinadas a “eliminar la
discriminación racial en todas sus formas y manifestaciones y promover el
entendimiento entre las razas” mientras se comprometen a “no fomentar,
defender o apoyar la discriminación racial practicada por cualesquiera
personas u organizaciones”. Cada Estado parte “prohibirá y hará cesar por
todos los medios apropiados (…), la discriminación racial practicada por
personas, grupos u organizaciones” y “a desalentar todo lo que tienda a
fortalecer la división racial”.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial (CERD, por sus siglas en inglés), creado para supervisar las
disposiciones del tratado, ha declarado en una recomendación general sobre la lucha contra el discurso de odio racista que
“el rechazo oficial del discurso de odio por los altos funcionarios y la
condena de las ideas de odio expresadas contribuyen de manera importante a la
promoción de una cultura de tolerancia y respeto”. El comité CERD recomienda
que los gobiernos emprendan “campañas de información y políticas educativas
en que se llame la atención sobre el perjuicio causado por el discurso de
odio racista” y que la capacitación para la policía y los jueces es
“fundamental” para fomentar la “familiarización con las normas
internacionales que protegen la libertad de opinión y de expresión y las
normas que protegen contra el discurso de odio racista”.
Dado el aumento en las muestras de racismo y
xenofobia contra las personas asiáticas en relación con la pandemia de
COVID-19, todos los Estados deberían adoptar nuevos planes de acción para
abordar las formas emergentes de discriminación y xenofobia adaptadas a las
nuevas y cambiantes circunstancias, recomendó Human Rights Watch. El Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos detalló las mejores estrategias para adoptar planes de acción en un conjunto
de directrices publicadas en 2014.
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