miércoles, 11 de marzo de 2020

Obras imperdibles de la gran muestra de arte mexicano del siglo XX que se exhibe en el Malba


"No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del mundo", decía a principios del siglo el escritor y poeta André Breton, responsable de la publicación en 1924 del "Primer manifiesto surrealista", en París. La exposición México moderno. Vanguardia y revolución que acaba de abrir sus puertas en el Malba, reúne un apabullante conjunto de obras de los maestros mexicanos:
 Orozco, Rivera, Siqueiros, Frida Kahlo entre otros 60 artistas.
De esta camada de creadores fuertemente ligados al muralismo se presentan el resto de los formatos en los que experimentaron: pinturas de caballete, dibujos, fotografía, esculturas y hasta máscaras y tapices. Pero también los bocetos de sus propios murales. Nueve aviones fueron necesarios para trasladar la totalidad de las obras hasta la Argentina. La muestra recorre un corto espectro de tiempo -la primera mitad del siglo XX-, efervescente y cambiante, donde la sociedad mexicana muta de paradigma al igual que los artistas de la época, quienes van en busca de su identidad cultural, en un contexto signado por el cambio de siglo, la revolución mexicana y la revalorización de sus raíces indigenistas, entre las más ricas de la región. Gran parte de las obras provienen del Museo Nacional de Arte de México / INBA (MUNAL). La muestra, con la curaduría de Victoria Giraudo (Malba), Ariadna Patiño Guadarrama y Sharon Jazzan Dayan (Munal), se podrá visitar hasta el 19 de febrero de 2018, en Avenida Figueroa Alcorta 3415.

Diego Rivera. Baile en Tehuantepec, 1928. Óleo sobre tela. 199 x 162 cm
Diego Rivera. Baile en Tehuantepec, 1928. Óleo sobre tela. 199 x 162 cm
1. Diego Rivera, Baile en Tehuantepec (1928)
"Quería que mis pinturas reflejaran la vida social de México como yo lo veo, y que a través de ese reflejo de lo auténtico se le enseñara a las masas las oportunidades para el futuro", dijo en vida Diego Rivera, uno de los mexicanos más famosos fuera de las fronteras de su país. La llegada de la modernidad tiene que ver con la búsqueda de una identidad propia y es ahí precisamente donde México, principalmente sus grandes artistas, van a rescatar sus tradiciones y revalorizar el indigenismo. Luego de una etapa influenciada por el cubismo -obras también presentes en esta muestra, como por ejemplo el Paisaje zapatista-, Diego Rivera realiza esta pintura monumental en 1928, una de sus más importantes creaciones. El marido de Frida Kahlo homenajea aquí a las coloridas costumbres y tradiciones culturales de aquel pueblo oaxaqueño, situado en el sur de México. Tres parejas bailan, las mujeres con sus vestidos bordados y el cabello con cintas de colores; los hombres de blanco y sombrero de terciopelo típico de la época. Para algunos, la estética de Rivera era demasiado "bucólica", demasiado "bonita" si se la comparaba con la de Orozco y Siqueiros, que no dudaban a la hora de mostrar, por ejemplo, el costado más crudo de la revolución. En 1930, la obra fue exhibida por primera vez en MoMA y en 1950 se presentó en la Bienal de Venecia, en el envío oficial de México. El lienzo fue adquirido por el coleccionista Eduardo Costantini en 2016, por 15,7 millones de dólares y la obra vuelve a exhibirse en América Latina después de 30 años.

Frida Kahlo, “Fulang Chang y yo”, 1937.
Frida Kahlo, “Fulang Chang y yo”, 1937.
2. Frida Kahlo, Fulang-Chang y yo (1937)
La dualidad, la contradicción, la figura desdoblada es una idea recurrente en la pintora mexicana Frida Kahlo, niña rebelde, solitaria y sufrida, símbolo universal asociado a la cultura del país azteca. Basta pensar en la emblemática pintura Las dos Fridas, una de sus más famosas, donde se muestra a sí misma vestida a la moda europea -en honor a su ascendencia alemana- y al lado, con el traje de tehuana (una típica vestimenta regional mexicana), ambas tomadas de la mano, como en una fusión de identidades culturales. En esta exposición en MALBA, el visitante se encontrará con otra pieza dual, Fulang Chang and I (1937), perteneciente al acervo del MoMA y que la entidad neoyorquina presta por primera vez a una institución latinoamericana. Se trata de uno de sus más célebres autorretratos, donde se la ve de cabello suelto, una cinta rosa que le cae por el cuello y un monito que se cobija junto a su pecho. En la mitología mexicana, el mono es el patrón de la danza, pero también un símbolo de lascivia. Dos años después de pintarlo, Frida le agrega un marco y un espejo artesanal oaxaqueño para colocar junto a la obra, y los regala a su amiga íntima en la ciudad de Nueva York, una mujer llamada Mary Sklar, con una aclaración: el espejo es para que, al verse reflejada, pudieran siempre estar juntas. "Esta obra es clave porque se anticipa, en 1939, a todos los movimientos de los 60 que incorporan al espectador a la obra. Anticipa lo que declara Umberto Eco en su libro Obra abierta en 1962", sintetiza Giraudo.

David Alfaro Siqueiros. “Autorretrato (el coronelazo)”, 1945. Piroxilina sobre celotex (masonite). 91,5 x 121,6 cm
David Alfaro Siqueiros. “Autorretrato (el coronelazo)”, 1945. Piroxilina sobre celotex (masonite). 91,5 x 121,6 cm
3. David Alfaro Siqueiros, Autorretrato (el coronelazo), 1945.
Figura compleja y destacada de la escuela de muralistas mexicanos, Siqueiros es un personaje polémico, de vida intensa e idealista. Fue militante del Partido Comunista, era un ávido activista político, estuvo en la cárcel y también en el exilio. Incluso, convivió junto a Diego Rivera y Frida Kahlo durante algún tiempo en la famosa Casa Azul, en Coyoacán. En su obra suele abordar temas sociales y políticos. Estaba convencido del movimiento muralista como instrumento para difundir la cultura entre su pueblo. Sin embargo, la ciudad de Buenos Aires, es cobijo permanente de una de sus obras más famosas, la única que no alude a lo político o social. Ejercicio plástico, exhibido en el Museo Casa Rosada, reúne figuras etéreas como en una suerte de danza acuática, pintadas por Siqueiros en 1933, con la ayuda de Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino, Lino Spilimbergo y Enrique Lázaro, en el sótano de la quinta donde vivía el empresario periodístico Natalio Botana, en Don Torcuato. Es fácil encontrar similitudes entre aquel famoso mural y las pinturas exhibidas en el Malba, como Autorretrato o Accidente en la mina: una perspectiva dinámica, formas monumentales, sombras acentuadas y una paleta de colores limitada, característicos de su trabajo. Además, Siqueiros estaba influenciado por la estética del cine ruso, como por ejemplo sus encuadres.

José Guadalupe Posada. “La calavera catrina”, ca. 1912. Zincografía. 23 x 31 cm
José Guadalupe Posada. “La calavera catrina”, ca. 1912. Zincografía. 23 x 31 cm
4. José Guadalupe Posada, La calavera catrina (1912)
Convertida años después en símbolo oficial de la celebración del Día de los Muertos -tradición azteca que se remonta a la época prehispánica-, La calavera catrina es una zincografía (impresión que reemplaza la piedra litográfica por la plancha de zinc) pintada por el artista José Guadalupe Posada en 1912. Una calavera con un distinguido sombrero de plumas es la imagen elegida para criticar de manera metafórica a la aristocracia mexicana, a las clases privilegiadas, antes de la revolución. "Catrina es algo así como un dandy, un snob, una figura típica de la modernidad, que quiere simular ser algo que no es", explica Victoria Giraudo. La metáfora de la muerte implica que "así como estás, te vas, no importa si seas rico o pobre", agrega la curadora mexicana Ariadna Patiño Guadarrama. Años después la imagen será tomada a modo de homenaje por Diego Rivera, como tema central de uno de sus murales más destacados, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Finalmente, la catrina se incorpora al imaginario colectivo mexicano como una de las representaciones centrales del Día de los Muertos, cada 2 de noviembre, un festejo para recordar a los seres queridos que ya no están, con ofrendas, flores, velas y mucho color.

Leonora Carrington. “Night Nursery Everything”, 1947. Témpera sobre masonite. 66 x 89 cm
Leonora Carrington. “Night Nursery Everything”, 1947. Témpera sobre masonite. 66 x 89 cm
5 . Leonora Carrington, Night Nursery Everything (1947)
Para muchos, la pintora y escritora surrealista Leonora Carrington fue una protofeminista, ya que desde su infancia su obra se centró en los roles que las mujeres desempeñaron en la sociedad a lo largo del tiempo, guiada por una fuerte creencia en la igualdad de género. Fue compañera romántica y musa del pintor alemán surrealista Max Ernst, con quien compartió el interés por el mundo de los sueños y la simbología onírica. Nacida en Inglaterra, a los 26 años emigró a México, donde se reencontró con amigos de Europa, como André Breton, y donde estableció una larga amistad con Remedios Varo. En esta témpera de 1947, Night Nursery Everything, dos personajes femeninos algo extraños están en el medio de una habitación de enrarecida atmósfera, mientras un bebé descansa en una cuna bastante atípica, que cuelga casi del cielorraso, en un contexto que se puede adivinar nocturno y onírico. "¿Crees que alguien escapa de su infancia? Yo no lo creo", solía decir esta creadora, fiel exponente del surrealismo, reconocida por sus figuras espectrales o en vigilia. Fue la única artista extranjera a la que se le encargó ejecutar un mural para el Museo Nacional de Antropología de México, titulado El mundo mágico de los mayas.

“El desmembrado”, de José Clemente Orozco
“El desmembrado”, de José Clemente Orozco
6. José Clemente Orozco, El desmembrado (1947)
Junto a Rivera y Siqueiros, José Clemente Orozco conforma la trinidad del arrollador movimiento muralista mexicano -apoyado desde el gobierno, a través de la figura del ministro José Vasconcelos- para difundir la historia y la cultura de México desde los muros públicos. Orozco es autor por ejemplo del famoso Retrato de Pancho Villa, que también se incluye en esta exposición, enmarcado en una visión de un pueblo heroico, organizado, que se levanta en armas y triunfal. En sus obras, Orozco concilia lo asimilado por las vanguardias europeas -adonde se posaron los ojos del mundo a principios del siglo XX-, con el nacionalismo cultural de su país. En El desmembrado, un hito en la historia del arte de su país, Orozco retrata a una sociedad mexicana que ha sido fragmentada, desmembrada, en conflicto, en una doble alusión a lo ocurrido con la identidad cultural de los pueblos prehispánicos pero también a la violencia de los españoles sobre el imperio azteca. La conquista era una temática recurrente en la obra de este artista oriundo de Jalisco.

“Ícono”, de Remedios Varo
“Ícono”, de Remedios Varo
7. Remedios Varo, Ícono (1945)
Antonin Artaud y André Breton son sólo algunos de los europeos que llegaron a principio de siglo XX hasta México para experimentar de primera mano las cualidades únicas que ofrecía este país, donde veían una convivencia entre lo real y lo fantástico en el día a día. Las raíces y tradiciones del mundo prehispánico -repletas de elementos míticos y totémicos, animales y frutos fantásticos, imponentes arquitecturas simbólicas regidas por diferentes cosmogonías-, sumado a las tradiciones religiosas virreinales, festividades, retablos, exvotos, altares y una vasta iconografía popular fueron inspiradoras y se fusionaron en obras de artistas que adscribieron a esta corriente, como el caso de la española Remedios Varo. Este óleo con incrustaciones de nácar y hojas de oro, sobre un tríptico de madera -que pertenece a la colección del Malba- fue realizado en 1945 y exhibe una suerte de torre con alas, bajo una rueda de bicicleta, iluminada y sostenida por varias lunas. Lo religioso ligado a un contexto onírico fue abordado por esta artista que se convirtió en una de las primeras mujeres en estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, antes de exiliarse en México, donde falleció en 1963.
*México moderno. Vanguardia y revolución. Hasta el 19 de febrero de 2018, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, MALBA. Avenida Figueroa Alcorta 3415, (CABA).
RESCATADO DE LA URL:https://www.infobae.com/america/cultura-america/2017/11/11/7-obras-imperdibles-de-la-gran-muestra-de-arte-mexicano-del-siglo-xx-que-se-exhibe-en-el-malba/

María Izquierdo (1902 - 1955)

María Izquierdo (1902 - 1955)


Los 10 pintores más famosos de México 19

En 1939, María Izquierdo se convirtió en la primera pintora nacional en hacer una exposición individual en Estados Unidos, en específico en el Arts Center Gallery de Nueva York. Junto con Frida fue una de las pintoras que luchó para imponerse a un mundo artístico dominado por los hombres, para lograr convertirse en una artista que triunfó y trascendió el tiempo. Tuvo una relación sentimental con su maestro y principal influencia: Rufino Tamayo; sin embargo, para desgracia de la pintora, éste la dejó para casarse con quien se convertiría en su principal musa: Olga Tamayo.

Los 10 pintores más famosos de México 20
Viernes de Dolores (1944 - 1945)

Los 10 pintores más famosos de México 21
El idilio (1946)

Dr. Atl (1875-1964)

Dr. Atl (1875-1964)

Doctor Atl

(Seudónimo de Gerardo Murillo; Guadalajara, 1875 - ciudad de México, 1964) Pintor y escritor mexicano. En su ciudad natal realizó sus primeros estudios de pintura con el académico Felipe Castro. Más tarde se trasladó a la ciudad de México para estudiar la preparatoria y Bellas Artes; estuvo becado por Porfirio Díaz como estudiante de pintura. Después viajó a Roma, donde realizó estudios universitarios de filosofía y derecho. Poco después, Leopoldo Lugones lo bautizaría con el apodo de Doctor Atl, tomando la palabra "Atl" de la lengua nahuatl, en la que significa "agua".

El Doctor Atl [Gerardo Murillo]
Al regresar a México en 1903, trajo consigo un gran entusiasmo por la pintura renacentista, el neoimpresionismo y el fauvismo. Comenzó a impartir clases en la Academia de San Carlos de la ciudad de México, donde tuvo como alumnos a Diego RiveraDavid Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. En 1910 organizó una exposición que celebraba el centenario de la independencia.
Viajó luego a París, y con una gran facilidad también para las letras, fundó el periódico Action d'Art, en el que difundía el sentido social que entrañaban los acontecimientos mexicanos. En 1911 se desplazó a Italia, donde estudió vulcanología, y fue la curiosidad intelectual por este tipo de elementos naturales lo que lo llevaría más tarde, en 1942, al nacimiento del volcán Paricutín. Para registrar el fenómeno elaboró apuntes y pinturas que expuso posteriormente en Bellas Artes; en 1950 publicaría el libro Cómo nace y crece un volcán: el Paricutín, considerado hoy una joya bibliográfica.

Erupción del Paricutín (1943)
Caminante infatigable, fue un gran paisajista. Escaló frecuentemente el Popocatepetl y el Iztaccíhuatl, y, además de los volcanes, fueron los árboles y las montañas los modelos de sus pinturas (siguiendo una línea fauvista-impresionista), con un manejo monumental del espacio, lleno de fuerza y vigor, y horizontes curvados en busca de amplitud y movimiento. Inició entonces lo que llamamos aeropaisaje, es decir, conjuntos geográficos tomados desde las alturas.
Creó la técnica que se llamaría "Atl-Color": tintes secos o a la resina que imprimía sobre papel, tela o roca; con esta técnica pintó un friso de ninfas con guirnaldas floridas y unos cuadros de grandes dimensiones que representan volcanes para un filántropo de Puebla y para decorar una cafetería de la calle 16 de Septiembre de la ciudad de México. Se dedicó también a la literatura: sus Cuentos de todos colores, con temas de la Revolución, lo consagraron como uno de los mejores narradores de esa etapa histórica, en parte por el atinado uso del habla popular. En sus relatos es recurrente el tema de la justicia. Donó casi toda su obra plástica al Instituto Nacional de Bellas Artes.
Cómo citar este artículo:
Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Doctor Atl. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/atl.htm el 11 de marzo de 2020.

Palabras clave para definirlo: amor por los volcanes. 

Es lo primero en lo que se puede pensar cuando se habla de este artista llamado Gerardo Murillo y que también ejerció los oficios de filósofo, explorador, geólogo, vulcanólogo, ensayista, crítico de arte, político, caricaturista y periodista. Su pasión por la vulcanología lo llevó hacia el camino artístico al realizar numerosas pinturas en las que los volcanes, las montañas y los valles eran los protagonistas absolutos mediante la técnica conocida como Atl-Color. Se le recuerda como alumno del también célebre paisajista José María Velasco y maestro de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. 

Los 10 pintores más famosos de México 5
Popocatépetl desde un avión (1958)

Los 10 pintores más famosos de México 6
La sombra del Popo (1942)


Martha Chapa (1946-a la actualidad)

Martha Chapa  (1946-a la actualidad)

Martha Chapa, nació en Monterrey, Nuevo León México en 1946. Se considera una artista de importancia internacional, por lo que, Martha ha mostrado su trabajo en 257 exposiciones individuales y exposiciones colectivas en México, Europa, norte, centro y Sudamérica. Martha ha publicado 23 libros culinarios en México y escribe numerosos artículos para periódicos.  Su trabajo muy característico incluye diversas posiciones y escenarios con la manzana, símbolo del padre, que a menudo le daba  como muestra de cariño. Por lo tanto, la exploración de Martha de la manzana en muchas escenas diferentes de volcanes, cactus y Bodegones, pinta un retrato inolvidable de las muchas emociones que debe soportar en la vida. Por lo que, recientemente el Museo de arte de Steamboat, realiza una exposición de su trabajo, con la finalidad de motivar un entendimiento cultural a través del arte internacional que puede ayudar a lograr las necesidades y objetivos de una comunidad creciente y diversificada. 

Emilia Ortiz (1917-2012)

Emilia Ortiz (1917-2012)

Emilia Ortiz fue una pintora mexicana, dibujante, caricaturista y poeta, conocida por sus acuarelas. Su padre, Abraham D. Ortiz, había llegado a Tepic originalmente de Oaxaca donde se casó con Elvira Pérez, dedicada a la mercería y el comercio. Ortiz estudió pintura en la Academia de San Carlos en la ciudad de México. Sus dibujos y pinturas se exhibieron en por primera vez en 1940. Además fue escritora, publicando el  libro premiado, titulado: De mis soledades vengo, publicado en 1986. Igualmente, existe en México, el Museo Emilia Ortiz en Lerdo casa Ortiz de fotografías y arte, así como arte local de esta pintora. Leer más aquí sobre Emilia Ortiz
Emilia Ortiz comenzó en 1933, su trayectoria artística a la edad de 16 con la publicación en el diario El Nacional de México, de cinco caricaturas de políticos y empresarios de Nayarit, la ciudad donde nació. Al notar su interés y habilidad por la pintura, su padre, la inscribió en clases de pintura con el profesor sueco Waldemar Sjholander. Poco después, la pintora se trasladó a la ciudad de Guadalajara (Jalisco), para seguir las enseñanzas de José Vizcarra, quien la motivó para que realizara retratos de cabezas de indios y 
mestizos. Por lo que, este  tema sería el de sus primeras pinturas.
Fue luego en 1939, cuando Emilia y también su hermana Estela se incorporaron en la Ciudad de México en la Academia San Carlos, para continuar su formación con los maestros Manuel Rodríguez Lozano y Luis Ortiz Monasterio, dos grandes artistas del siglo XX.  Por lo tanto, una vez concluida su formación en esta academia, la carrera de Emilia comenzó a crecer; exponiendo en varios salones y museos importantes de la Ciudad de México, tales como el Palacio de Bellas Artes y  la Casa del Arquitecto.  Igualmente, Emilia se casó, a los  30 años de edad, con el médico nayarita Aurelio Gutiérrez y tuvo  tres niñas, dedicándose por completo al hogar. A pesar de su rol de madre y esposa,  nunca dejó de pintar ni de exponer. Por lo que, su pintura destacó por ser multitemática, y muy valorada por los críticos, historiadores, periodistas y artistas mexicanos de su tiempo y también de la actualidad, habiéndose escrito libros sobre su vida y obra.

Un hecho resaltante de esta pintora es que debido a su trayectoria, en 1993, se abrió en su honor el Museo Emilia Ortiz, en el cual se hacen talleres de artes plásticas, apoyándose a artistas, sirviendo el museo de escenario para la exposición de sus obras. Este museo se trasladó en el  2008 al  Centro de Arte Contemporáneo Emilia Ortiz (CAC), el cual abrió al público en el año 2010. La razón de este traslado es porque se consideró que el museo estaría mejor ubicado para continuar la formación de nuevas generaciones en artes plásticas y también, para la realización de exposiciones de arte moderno y contemporáneo con artistas nacionales e internacionales. Además, en el mismo, era más posible poder realizar exposiciones temporales de la pintora Emilia Ortíz.

¿Cuáles fueron las principales técnicas Emilia Ortiz?

Emilia Ortiz se considera una pintora de provincia. Por lo que, al haber nacido en el Estado de Nayarit, ella construyó un portafolio de más de 600 obras, entre pinturas, dibujos, caricaturas, collages, bocetos, diarios y fotografías. Estas piezas tienen gran valor por sus cualidades plásticas, artísticas, estilísticas y temáticas, produciendo las mismas, de manera muy creativa, con temas que estuvieron relacionados con los cambios históricos transcurridos en México y el mundo desde el año 1933, hasta el 2012.  Sin embargo, se encuentra poca  información acerca de las técnicas pictóricas que utilizó y las corrientes que siguió. No obstante,  algunas de sus obras se identifican con el surrealismo, utiliza la técnica en pastel y el caballete. En otras utiliza el color marrón y negro, específicamente para algunos de sus cuadros de pintura del tema indígena.  Igualmente, otras de sus obras fueron pintadas en acuarela que es un método en el que las pinturas están hechas de pigmentos suspendidos en una solución basada en agua.  Por lo tanto, la acuarela se refiere al medio y la obra resultante.

¿Cuál fue el principal Legado Emilia Ortiz?

Emilia Ortiz se dedicó a pintar las costumbres y las tradiciones nayaritas, además de haber  incursionado en el arte moderno.  Su principal legado es la apertura del museo que lleva su nombre, en pleno centro de la ciudad de Tepic, cerca del Palacio Municipal, en el Centro de Arte Contemporáneo. Este museo  se creó para honrar a la artista, pero también para impulsar la formación y la exhibición de obras de otros artistas.  Igualmente, debido a su trayectoria artística, en marzo del 2009 le fue otorgado el grado de Doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Nayarit.

¿Cuáles fueron las principales obras de Emilia Ortiz?

Emilia Ortiz fue una artista excepcional, diestra en el trazo desde su obra temprana, muy destacada en la expresión de sus sentidos y fiel a la realidad de su ciudad Nayari. De su acervo se tomaron y presentaron  algunas de sus obras más sobresalientes: La Pareja de Coras, pictografía indígena. Los pescadores de San Blas, pintura en óleo y fibracel. Así como grabados Nayaritas.