Alfonso X el Sabio (1221-1284)
Literatura española de la Edad Media y del Siglo XV
Historia
Alfonso X el Sabio nace en Toledo el 23 de Noviembre de 1221, hijo de Fernando III de Castilla y León, el Santo, y Beatriz de Suabia, nieta de Federico II de Alemania. En 1952 sucede a su padre, como rey de Castilla y de León, a los 31 años.
Ya en vida de su padre participa en notables acontecimientos como la sumisión del reino musulmán de Murcia en 1243 mediante un pacto con su rey moro Abenhud, por el que los castellanos ocupan varias fortalezas y perciben la mitad de las rentas públicas, quedando el resto del territorio en la misma situación anterior.
Contemporáneos suyos son: Jaime I y Pedro III el Grande en la corona de Aragón; en el reino de Portugal, Alfonso III y D. Dionís; en el reino de Navarra, Teobaldo I y II, Enrique I y Juana I; en el reino moro de Granada, Muhammad ben al-Ahmar y Muhammad II; en el reino de Francia, Luis IX el Santo y Felipe III el Atrevido; y en el Pontificado, 10 papas desde Inocencio IV a Martín IV.
La tarea más ambiciosa del rey fue su aspiración al Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado.
Los Staufen eran la última familia que había ostentado la titularidad del Imperio, de la que descendía por línea materna Alfonso X. Junto al rey sabio apareció otro candidato al Sacro Imperio, el inglés Ricardo de Cornualles. En 1257 los siete grandes electores del emperador no unificaron su decisión y durante varios años el Imperio estuvo vacante, ya que ninguno de los dos candidatos consiguió imponerse.
Finalmente, en septiembre de 1272 Rodolfo de Habsburgo fue elegido emperador y en mayo de 1275 Alfonso X renunció definitivamente al Imperio ante el papa Gregorio X. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos. Desde 1272 un sector de la alta nobleza se enfrentó al monarca.
Además, tras la muerte en 1275 del infante Fernando, primogénito de Alfonso X, se abre un disputado pleito de sucesión en el que los hijos de este infante, los llamados infantes de la Cerda, Alfonso y Fernando, pugnaron por la sucesión a la Corona con el infante Sancho, segundo de los hijos de Alfonso X. Finalmente fue este último quien accedió al trono.
La tarea más ambiciosa del rey fue su aspiración al Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado.
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