miércoles, 22 de abril de 2020

Posibilidad de conocer la verdad

¿Es posible conocer algo con certeza1 y verdad2?

 He aquí planteado el problema de la posibilidad del conocimiento. Varias son las respuestas dadas a lo largo de la historia de la filosofía.
El dogmatismo afirma que sí es posible, el escepticismo sostiene que es imposible, el subjetivismo mantiene la tesis de que un juicio es válido solo para el sujeto que juzga y piensa, el relativismo dice que toda verdad es relativa, el pragmatismo reduce la verdad a la utilidad, y por último, el criticismo se coloca en una posición reflexiva y crítica.

 Dogmatismo

Postura que implica mantener la verdad de un enunciado sin demasiadas razones que lo justifiquen o, en un sentido más amplio y directamente opuesto a escepticismo, la convicción de que son muchos los enunciados cuya verdad podemos saber. En la historia de la filosofía, a quienes primero se aplica el término, si bien en un sentido muy amplio, fue al estoicismo y al epicureísmo que, frente al escepticismo, sostenían la posibilidad de defender con razones la verdad de las propias opiniones (dógmata): dogma versus suspensión del juicio, o epojé. Para Kant, el dogmatismo es la pretensión de avanzar en el conocimiento filosófico sin haber sometido a crítica los principios del pensar. Sus opuestos son, por tanto, el criticismo y el escepticismo. Desde Kant, dogmático es lo contrario de crítico, entendiendo por tal aquel que somete a juicio, a crítica, las posibilidades de la propia razón y, por extensión, los fundamentos de las propias convicciones. En un sentido parecido equivale a no científico.

 Escepticismo

la palabra ’escepticismo’ deriva del griego skeptomai, investigar atentamente, o simplemente de skeptesthai, investigar. Es, pues, una concepción epistemológica que sostiene, en principio, que la mente humana no es capaz de justificar afirmaciones verdaderas.
Escepticismo extremo o absoluto sostendría que no existe ningún enunciado objetivamente verdadero para la mente humana, o la imposibilidad total de justificar afirmaciones verdaderas; de este escepticismo se suele decir que se refuta a sí mismo o que es imposible, puesto que se niega en su propia afirmación.
Escepticismo moderado o relativo sostiene que son pocos los enunciados objetivamente verdaderos, o bien establece dudas razonadas sobre la capacidad de la mente humana de poder conocer las cosas y, por lo mismo, la somete a examen. Este relativismo propugna una actitud crítica ante el dogmatismo. La duda metódica y el espíritu crítico o el rigor científico son manifestaciones prácticas de un escepticismo moderado.
Históricamente, el escepticismo aparece en el pirronismo (una corriente de la filosofía helenística). Para Pirrón de Elis (-360/-272) ni los sentidos ni la razón pueden suministrarnos un conocimiento verdadero, por lo que lo más sabio, si queremos llegar a la ataraxia, es permanecer indiferentes a todo absteniéndonos de hacer juicios; el estoicismo llamó a esta suspensión de juicios epojé. A partir del s. -II, el escepticismo tiende a convertirse en eclecticismo, pensamiento sostenido por la Academia platónica como por las restantes escuelas helenísticas, si bien en menor medida. Hacia el s. -II el escepticismo se funde con el empirismo médico. En esta corriente destaca Sexto Empírico, para quien el escepticismo es como el arte de enfrentar todas las contradicciones de las cosas y el pensamiento; el escéptico logra la ataraxia, o tranquilidad interior, renunciando a decidir sobre opiniones contradictorias. En general, la dificultad de resolver la cuestión epistemológica de la verdad y la falsedad se combinó, en el escepticismo antiguo, con la adopción de certezas de tipo práctico, que se fundamentaban en criterios éticos, estéticos, de utilidad, etc. En cambio, en el escepticismo renacentista se acentúa sobre todo el aspecto racional del problema, dejando de lado la actitud más vital que representaba el escepticismo griego. Montaigne (1533-1592), Charron (1541-1603) y Francisco Sánchez (1562-1632) son los escépticos destacados de esta época.
David Hume (1711-1776) integra el escepticismo en la misma actividad filosófica. Distingue3 entre escepticismo «antecedente» y escepticismo «consecuente». El primero es «anterior a todo estudio y filosofía», y un ejemplo podría ser la duda metódica cartesiana, que plantea la búsqueda de un primer principio de certeza infalible; el segundo es «posterior a la ciencia y a la investigación». Mantener un escepticismo antecedente en forma exagerada –pirrónica– equivale a negar cualquier posibilidad de llegar a la certeza. El escepticismo consecuente es el que hay que adoptar después de haber sometido a examen nuestras posibilidades cognoscitivas. Este escepticismo pone de manifiesto la imposibilidad de conciliar lo que creemos por sentido común y lo que sostenemos tras un examen filosófico de muchas cuestiones: por sentido común creemos que lo que vemos es lo que existe, pero la razón filosófica rechaza identificar nuestras representaciones con los objetos que representan; por otro lado, no disponemos de buenos argumentos para demostrar que nuestras percepciones o representaciones correspondan a los objetos reales. Al hombre razonable le es necesario un escepticismo mitigado o «académico», que es el resultado de combinar un severo examen crítico de nuestras capacidades cognoscitivas con el sentido común y la reflexión. Y así, hay que recordar que todos nuestros conocimientos se reducen a la relación de ideas, o lo que puede saberse por demostración, y a cuestiones de hecho, que fundamos en la relación de causa y efecto. Este escepticismo «académico» de Hume ha pasado a ser una de las posturas fundamentales de la filosofía neopositivista del s. XX, pero es también una característica de todas aquellas filosofías que, desde Kant, han tendido a someter a examen a la razón humana.

 Criticismo

El término, además de referirse genéricamente a la actividad constante de la crítica, como propia de la filosofía, y a diversas actitudes específicamente críticas de algunos sistemas filosóficos, se refiere de un modo peculiar a la filosofía crítica de Kant. La cual constituye un examen, juicio o crítica, no de los productos o de los métodos del conocimiento humano, sino de las posibilidades de conocimiento de la misma razón; en concreto, de las capacidades de la razón humana para conocer algo a priori. Al estudio de estas condiciones o posibilidades de conocimiento por parte de la razón, llama también Kant filosofía trascendental. Aunque toda la filosofía kantiana pueda llamarse «crítica» o bien pueda distinguirse como «criticismo», frente, por ejemplo, a un dogmatismo o un escepticismo, en rigor «filosofía crítica» es la primera parte, o la propedéutica, de su metafísica o filosofía sistemática, constituida por el examen a que es preciso someter a la razón humana para conocer su alcance y sus límites. Este aspecto fundamental de la filosofía, que inicia con un autoexamen, o autocrítica, se corresponde claramente con el ideal de «atreverse a pensar por cuenta propia», con el que Kant resume el espíritu de la Ilustración alemana.

Relativismo

Relativismo deriva del latín relativus, relativo, de referre, llevar algo a su punto de partida. Afirmación de que todo conocimiento o todo valor moral dependen esencialmente del punto de vista del sujeto que los tiene. Hay relativismo cuando la dependencia del punto de vista subjetivo es total. Sus dos especies clásicas son el relativismo epistemológico y el relativismo ético. El primero defiende que no hay verdades universalmente válidas e independientes de la apreciación de los sujetos; el segundo niega que existan normas morales universalmente válidas. La consecuencia es que tanto el mundo del conocimiento como el de la moral dependen de diversos condicionamientos, que pueden ser el individuo, la sociedad o la cultura, ya sea en el aspecto psicológico, sociológico o histórico.
Comparado con el escepticismo, el relativismo afirma menos. El escepticismo afirma que no hay verdades o, si las hay, son escasas. El relativismo sostiene que las verdades tienen un valor relativo al –en dependencia con el– sujeto. El relativismo se distingue del subjetivismo en que éste establece una dependencia directa entre el conocimiento o el valor y la consideración del sujeto; mientras que el relativismo hace depender el conocimiento o el valor de factores externos al sujeto. En la práctica se identifican, porque en la expresión «el hombre es la medida de todas las cosas» –quintaesencia del relativismo– el término «hombre» ocupa el lugar del sujeto pensante y el lugar de la historia cultural de este mismo sujeto pensante.
El relativismo es, en general (a excepción posiblemente del relativismo ético) una forma de escepticismo.
Representantes clásicos del relativismo son:
  • Protágoras, cuya frase «el hombre es la medida de todas las cosas», ha recibido el nombre de homo mensura.
  • Oswald Spengler (1880-1936) sostuvo que sólo hay verdades con relación a una situación concreta de la humanidad.
  • Las modernas sociologías del conocimiento, que establecen que no hay validez absoluta de enunciados, y que la validez de todo enunciado depende de una situación social concreta, tienen problemas de relativismo epistemológico.

Notas

1 Certeza: En un sentido, es una cualidad subjetiva que se atribuye a la creencia del sujeto y, en otro sentido, es una característica del conocimiento. En el primer aspecto, expresa el asentimiento o la adhesión que el sujeto muestra ante el enunciado en cuya verdad cree. Como característica del conocimiento expresa el grado de justificación de que goza un enunciado que creemos verdadero. No debe confundirse con la verdad, que es una propiedad objetiva del enunciado, ni con la evidencia, que suele considerarse cualidad del objeto o del enunciado. Lo opuesto a la certeza es la duda.
2 La pregunta acerca de la posibilidad de la verdad es, en realidad, la pregunta acerca de la posibilidad de la certeza. Casi nadie ha negado tal posibilidad en el ámbito de la matemática. Otra cosa es cuando nos referimos a afirmaciones acerca de la realidad. La actitud más pesimista es el escepticismo. La actitud opuesta es el dogmatismo. Posturas intermedias son el criticismo y el relativismo.
3 Investigación sobre el entendimiento humano, sec. XII
4 La ciencia, su método y su filosofía, Siglo Veinte, Buenos Aires 1972, p. 18.

Bibliografia
  • Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. Diccionario de filosofía en CD-ROM. 1996. Editorial Herder S.A., Barcelona.
  • Ferrater Mora, J. Diccionario de Filosofía.




Posibilidad de conocer la verdad. Rescatado de la URL: https://www.nodo50.org/filosofem/spip.php?article566#outil_sommaire_1 (abril 2020)




No hay comentarios:

Publicar un comentario