En la novela Rayuela (1963), Julio Cortázar rompe con la concepción tradicional de la narrativa al introducir en ella elementos lúdicos e innovaciones de muy diverso talante. Por ello, fue rápidamente valorada como una novela maestra del boom latinoamericano. Pero ¿Qué hizo Cortázar de singular? ¿De qué manera logró influenciar en tal medida la escena literaria internacional con esta obra? ¿De qué recursos literarios se valió?
Pero sobre todo, ¿cómo leer e interpretar Rayuela?
¿Cómo leer Rayuela?
El lector de Rayuela es recibido por una advertencia del autor antes del "primer" capítulo. En ella, Julio Cortázar propone un reto o, mejor, un juego. La novela puede ser leída, al menos, de dos maneras:
- Con una lectura lineal, como de costumbre, y solo de los capítulos 1 al 56, en cuyo caso apenas conoceremos "una historia";
- Siguiendo el tablero de dirección propuesto por el autor, que inicia en el capítulo 73, es decir, a saltos de un fragmento al otro.
Esto significa que, aunque la novela tiene una estructura visible de tres partes (“Del lado de allá”; “Del lado de acá” y “De otros lados”), Julio Cortázar propone de entrada jugar con ella, saltar de un cuadro al otro, como si de un juego de rayuela se tratase. Pero ¿podría haber una tercera opción?
La primera vez que leí Rayuela, justo cuando iniciaba mi formación universitaria, quise seguir el tablero de dirección. Un día perdí el marcador de la página y confié en mi memoria para retomar el orden de lectura. Al llegar al “final”, me di cuenta de que me había saltado algo importante. Verifiqué una vez más el tablero de dirección, solo para descubrir que yo había incurrido en una omisión de varios capítulos. Al indagar en el tablero de dirección nuevamente, di con el punto de desvío, y además advertí que faltaba el capítulo 55. ¿Un error de imprenta? No. Una decisión deliberada del autor.
Esto me permitió comprender que en Rayuela no solo hay dos libros, sino que muchos libros son posibles. Descubrí también que Cortázar jugaba conmigo ¿A qué otra cosa se debería la omisión del capítulo 55 o el efecto especular de los últimos dos capítulos que se remiten el uno al otro? Sirvan estas palabras para insistir en que Rayuela es una obra literaria que rompe con la forma tradicional de la narrativa. Comprendamos cómo y por qué.
Estructura y sinopsis
Del lado de allá
La primera parte transcurre en París. El narrador expone la historia de la relación entre Horacio Oliveira, un intelectual argentino que trabaja como traductor, y la Maga (Lucía), uruguaya, madre del pequeño Rocamadour. Oliveira forma el Club de la Serpiente, un grupo de amigos intelectuales que se reúne a conversar sobre arte, literatura (especialmente sobre Morelli, un escritor ficticio al que todos veneran) y jazz.
La Maga, ajena a estas referencias intelectuales, es la única pieza que parece no calzar. La suerte del bebé Rocamadour precipita el fin de esta alianza forzosa y de la relación entre la Maga y Oliveira. En esta sección tiene lugar la primera crisis del personaje principal.
Del lado de acá
La segunda parte de la historia transcurre en Argentina, país al que Oliveira regresa después de separarse de la Maga y buscarla inútilmente en Montevideo, Uruguay. Ya en Buenos Aires, Oliveira se encuentra con Tráveler y Talita. La vida toma giros inesperados. Oliveira trabaja en un circo y, finalmente, en una clínica psiquiátrica. Una segunda crisis lo llevará a las puertas del suicidio.
De otros lados
En la tercera parte, llamada por el propio autor “ los capítulos prescindibles”, el narrador nos presenta no solamente la profundización de la historia y los datos que nos permiten comprender el relato. También es el lugar donde el narrador expone su teoría literaria y donde, de hecho, la pone en práctica. “De otros lados” es el corazón de Rayuela, donde todo adquiere sentido.
Análisis
¿Una novela experimental?
La ruptura en Rayuela es múltiple, razón por la cual muchos la han calificado como una anti-novela. Lo más evidente es la ruptura de la linealidad de la lectura (de principio a fin). No se trata solo de que el relato contenga saltos atrás (analepsis) y saltos hacia adelante (prolepsis), cosa que ha existido en la narrativa desde siempre y que Cortázar hubiera podido resolver disponiendo los capítulos en el orden del tablero de dirección, uno tras otro.
La genialidad está en el desafío de hacer del lector una suerte de editor. El lector compone la lectura, organiza los fragmentos de un caleidoscopio. El libro mismo (como entidad física) se le presenta como material de juego, de indagación. Es un itinerario de pistas casi detectivesco, un juego interactivo. Cortázar nos propone un mapa para hallar un tesoro, y nuestra ambición lectora, nuestra avidez de otros mundos y otras aventuras, nos arroja con fe ciega a aceptar el desafío. Rayuela es un juego con premio de participación.
Como si de una prefiguración de Matrix se tratase, Cortázar actúa como un Morpheus que le presenta al lector dos opciones: la cápsula del olvido (la gran costumbre) y la cápsula que le dará acceso al mundo profundo de la matriz, en el que puede participar, al que le puede develar los mecanismos de la escritura, en el que puede sumergirse y crear.
Junto a esto, Cortázar introduce otros elementos. En un pasaje, al que hace referencia en otro de sus capítulos, nos expone una nueva lengua inventada por él: el gíglico, esa lengua que codifica la relación amorosa entre Oliveira y la Maga, aparentemente indescifrable, pero llena de significación, de imagen, de poética (ver capítulo 68 de Rayuela).
Cortázar también nos invita a leer un capítulo alternando sus líneas (pares e impares); transcribe textos de otros autores (lo hará casi 15 años después José Saramago en Manual de Pintura y Caligrafía) e inventa citas; reflexiona sobre la literatura, violenta la ortografía, en fin… nos hace cómplices y a través de ello nos brinda un placer lúdico, una acción participante.
La ruptura, la novedad, la invención, la "tura" de Cortázar en Rayuela ha sido calificada por muchos como una literatura "experimental". Sin embargo, Mario Vargas Llosa, decir que Rayuela es una novela experimental es, cuanto menos, injusto. No se trata de un experimento, sino de una conquista, de un mundo realmente nuevo de posibilidades literarias e interpretativas. Vargas Llosa señala que:
sería injusto llamarla una novela experimental. Esta calificación despide un tufillo abstracto y pretencioso, sugiere un mundo de probetas, retortas y pizarras con cálculos algebraicos, algo desencarnado, disociado de la vida inmediata, del deseo y el placer. Rayuela rebosa vida por todos sus poros, es una explosión de frescura y movimiento, de exaltación e irreverencia juveniles, una resonante carcajada frente a aquellos escritores que, como solía decir Cortázar, se ponen cuello y corbata para escribir. Él escribió siempre en mangas de camisa, con la informalidad y la alegría con que uno se sienta a la mesa a disfrutar de una comida casera o escucha un disco favorito en la intimidad del hogar. Rayuela nos enseñó que la risa no era enemiga de la gravedad y todo lo que de ilusorio y ridículo puede anidar en el afán experimental, cuando se toma demasiado en serio.
Una reflexión estética
Lo dicho hasta ahora es un indicador de dos valores fundamentales para Cortázar, muy propios de esta obra en particular: el primero, el valor de la forma como contenido en sí mismo; el segundo, la autorreflexividad estética, es decir, la reflexión sobre el propio hacer literario y artístico en la obra misma. No otra cosa será el personaje del escritor Morelli, casi un alter ego del propio Cortázar.
Rayuela es a la vez una historia, una tesis y un juego, tres formas diferentes de mirar la vida, todas ellas indispensables, fundamentales, ciertamente vitales. Es representación del inexcusable hilo del tiempo que teje el transcurrir de la vida, y cuyas fibras, hechas recuerdos, son lo único que queda para abrigarse en la hora aciaga… o para hacer caer.
Es una representación de la complejidad del mundo que nos rodea, que podemos captar en oposiciones binarias: femenino versus masculino, pensamiento abstracto vs. pensamiento simbólico, razón vs. locura; éxito vs. fracaso; forma vs. contenido.
Rayuela es una búsqueda del sentido de la existencia, acaso hecha metáfora en la búsqueda del sentido literario/narrativo de la novela; una literatura infinita, una reflexión abierta como caldo de cultivo para nuevos universos creativos y existenciales… Una complicidad, una diversión, un mundo interactivo creado antes de la “insignificante” (no significante) interactividad virtual de hoy. Rayuela en un lugar para el placer.
Mucho más habría que decir, pero este cielo de la rayuela debe permanecer despejado para que cada quien realice en él su propio juego. La búsqueda personal de ese cielo (como lector, como alma) es la invención, la tura, todas las turas de este mundo.
Personajes
- Horacio Oliveira: protagonista, cuarentón, argentino, hombre culto, vive en París. Miembro del Club de la Serpiente.
- La Maga (Lucía): protagonista, uruguaya, vive en París, ingenua e ignorante en muchos asuntos del interés del Club de la Serpiente.
- Rocamadour (Carlos Francisco): hijo de la Maga.
- Etienne: pintor franco-argentino. Miembro del Club de la Serpiente.
- Ronald: pianista norteamericano de jazz. Novio de Babs. Miembro del Club de la Serpiente.
- Babs: ceramista estadounidense. Novia de Ronald. Miembro del Club de la Serpiente.
- Ossip Gregorovius: intelectual rumano, con pasado incierto. Se enamora de la Maga. Miembro del Club de la Serpiente.
- Wong: amigo de origen chino. Miembro del Club de la Serpiente.
- Perico Romero: español amante de la literatura. Miembro del Club de la Serpiente.
- Morelli: novelista consumado, admirado por el Club de la Serpiente. Probable alter ego de Cortázar.
- Guy Monod: amigo de Etienne.
- Pola: amante francesa de Oliveira.
- Gekrepten: mujer argentina, novia de Oliveira. Vive en Argentina.
- Traveler: argentino, amigo del protagonista en su juventud. Vive en Argentina y está casado con Talita.
- Talita: esposa de Traveler.
Mejores frases de Rayuela
Ya para entonces me había dado cuenta de que buscar era mi signo, emblema de los que salen de noche sin propósito fijo, razón de los matadores de brújulas.
Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
Detrás de toda acción hay una protesta, porque todo hacer significa salir de para llegar a, o mover algo para que esté aquí y no allá, ... , es decir que en todo acto está la admisión de una carencia, de algo no hecho todavía y que es posible hacer, la protesta tácita frente a la continua evidencia de la falta, de la merma, de la parvedad del presente.
Lo que pasa es que me obstino en la inaudita idea de que el hombre ha sido creado para otra cosa.
¿Qué pensaba Cristo en la cama antes de dormirse, che? De golpe, en la mitad de una sonrisa, la boca se te convierte en una araña peluda.
Usted es como una reina de barajas para mí, toda de frente pero sin volumen.
Para mí, entonces no es hace mucho. Entonces es lejos, muy lejos, pero no hace mucho.
Es raro cómo se puede perder la inocencia de golpe, sin saber siquiera que se ha entrado en otra vida.
Pero en el jazz como en cualquier arte hay siempre un montón de chantajistas. Una cosa es la música que puede traducirse en emoción y otra la emoción que pretende pasar por música.
Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas.
Es justo que uno le diga a un hombre cómo ha vivido, si lo quiere. Hablo de vos, no de Ossip. Vos me podrías contar o no de tus amigas, pero yo tenía que decirte todo. Sabés, es la única manera de hacerlos irse antes de empezar a querer otro hombre, la única manera de que pasen al otro lado de la puerta y nos dejen a los dos solos en la pieza.
...después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás.
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. (Fragmento del capítulo 7)
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las anillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias. (Capítulo 68)
Jazzuela
En el siguiente enlace encontrarás una lista de reproducción que incluye los grandes temas del jazz mencionados en Rayuela.
Biografía de Julio Cortázar
Julio Cortázar es un escritor argentino nacido en Bruselas el 26 de agosto de 1914. Destacó como una de las figuras del llamado boom de la literatura latinoamericana. Fue hijo de María Herminia Descotte y Julio José Cortázar.
Para el momento de su nacimiento, la familia se encontraba en Bélgica, donde su padre cumplía funciones diplomáticas como agregado comercial de la embajada. Regresaron a Argentina en 1918. Allí, Cortázar cumplió su educación inicial, asistió a la Universidad de Buenos Aires y trabajó como maestro rural.
En el año 1951 Cortázar obtuvo una beca para estudiar en París y obtuvo una plaza como traductor de la UNESCO. En la década de los 50, Cortázar ganó un sitial de honor como cuentista gracias a libros como Final de juego, Las armas secretas e Historias de cronopios y famas, por solo nombrar algunos. Su novela Rayuela, publicada en 1963, fue un hito en su camino como narrador.
Simpatizó con los movimientos revolucionarios de izquierda, especialmente la Revolución cubana. Se convirtió en un activista por los derechos humanos, causa a la que dedicó ensayos y artículos de opinión.
Julio Cortázar recibió el Premio Médicis Etranger (1974) y el premio Konex de Honor (1984). Falleció el 12 de febrero de 1984 en París a causa de leucemia.
Obras de Julio Cortázar
- 1938. Presencia
- 1945. La otra orilla
- 1951. Bestiario
- 1956. Final del juego
- 1959. Las armas secretas
- 1960. Los premios
- 1962. Historias de cronopios y famas
- 1966. Todos los fuegos el fuego
- 1968. 62, modelo para armar
- 1963. Rayuela
- 1967. La vuelta al día en ochenta mundos
- 1968. Último round
- 1971. Pameos y meopas
- 1972. Prosa del observatorio
- 1973. Libro de Manuel
- 1974. Octaedro
- 1975. Silvalandia
- 1977. Alguien que anda por ahí
- 1979. Un tal Lucas
- 1980. Queremos tanto a Glenda
- 1982. Deshoras
- 1983. Los autonautas de la cosmopista
- 1984. Salvo el crepúsculo
- 1984. Argentina, años de alambradas culturales
- 1986. Divertimento (póstumo)
- 1986. El examen (póstumo)
- 1996. Imagen de John Keats (póstumo)
- 2009. Papeles inesperados (póstumo)
Referencias
- Cortázar, Julio: Rayuela, Edición conmemorativa. España: Real Academia Española / Asociación de Academias de la Lengua española. Recuperado en read.amazon.com
- García Márquez, Gabriel: El argentino que se hizo querer de todos. En Rayuela, Edición conmemorativa. España: Real Academia Española / Asociación de Academias de la Lengua española. Recuperado en read.amazon.com
- Vargas Llosa, Mario: La trompeta de Deyá. En Rayuela, Edición conmemorativa. España: Real Academia Española / Asociación de Academias de la Lengua española. Recuperado en read.amazon.com
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Novela Rayuela de Julio Cortázar. Rescatado de la URL: https://www.culturagenial.com/es/novela-rayuela-de-julio-cortazar/ (agosto 2020)
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