El libro que nos invita a reflexionar sobre un nuevo modelo de turismo.
Enfrentamos una situación difícil y la salida no parece estar tan cerca. Muchas agencias de viajes han sufrido grandes pérdidas y sobreviven con préstamos, fondos de gobierno, o dinero del bolsillo de sus propietarios, las aerolíneas se encuentran ante un inminente riesgo de quiebra y muchos de nosotros, profesionistas o en formación para serlo, nos preguntamos ¿vale la pena esforzarnos?
La respuesta es: sí, no podemos resignarnos a permanecer inertes. En este tiempo nos toca replantearnos el rumbo del turismo. Algunos coinciden en que el turismo local es la respuesta, mientras que otros plantean las necesidades de controles estrictos de calidad y sanidad, así como de formalizar el sector con la finalidad no solamente de ofrecer un producto confiable a los turistas, sino de participar de los beneficios que implica el pertenecer a una agrupación de empresas turísticas.
Unido a lo anterior y ante el escenario actual, es responsabilidad nuestra el evaluar el entorno, analizar oportunidades, cuestionar el modelo actual de turismo en Latinoamérica y redefinirlo para que sea mucho más humano y sustentable. En relación a esto, con un tono de protesta, el libro “El turismo y sus mitos” escrito por Jordi Gascón y Ernest Cañada, nos ofrece otra perspectiva al develar los más grandes mitos de esta actividad, a la vez que invita a la reflexión y funciona como una guía a un mejor turismo post coronavirus.
Los temas que trata el libro son:
- Generación de empleos: expone la necesidad de profesionalizar al sector y generar empleos fijos.
- Impulso de otras actividades: habla del desequilibrio geográfico por el abandono de actividades primarias como la agricultura y pesca.
- Modernizar infraestructuras: buscar un desarrollo equilibrado es esencial.
- Valor de los recursos locales: comenta que el crecimiento de turistas encarece bienes y servicios, y aumenta el costo de vida.
- La balanza de pagos no siempre se inclina a favor del país receptor de turismo, sino de empresas extranjeras.
- Cuidado del medio ambiente: la llamada “industria sin chimeneas” es altamente contaminante, genera gases y desechos que disminuyen la calidad del aire y agua, y destruye ecosistemas, por lo que es preciso generar un modelo más respetuoso.
- Intercambio cultural: aunque el turismo favorece el intercambio de ideas y de la cultura, algunos turistas se acercan a comunidades con ideas preconcebidas de lo que van a encontrar y muchos touroperadores alimentan estos estereotipos y prejuicios con tal de vender más, lo ideal será, entonces, comunicar la cultura local con la mayor precisión y fidelidad posibles para evitar que sigan generándose pensamientos erróneos.
- El turismo como motor de desarrollo: aunque permite el desarrollo de las comunidades, no debería ser su actividad predominante, la diversificación habrá que existir, de este modo la zona puede reaccionar si hay un problema con el turismo.
- Reducción de la pobreza: hay que buscar reducir las desigualdades.
En resumen, ¿cuál es la propuesta de este texto? Un turismo comunitario en formato pequeño, establecido en zonas rurales, en que los locales ejercen un papel significativo en el control y la gestión del destino, y establecen alianzas con empresas nacionales para crear una propuesta atractiva y sostenible. Una idea bastante aceptable para estos momentos.
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