Origen y características del virreinato de la Nueva España
El Virreinato de la Nueva España (1535-1821) fue una entidad territorial integrante del imperio español, que se desarrolló durante los siglos XVI al XIX, fue creado después de la conquista y abarcó territorios de Norteamérica (parte de Estados Unidos y México) de Centroamérica, Asia y Oceanía. Durante los tres siglos de colonización española gobernaron el imperio dos familias reales: la de los Habsburgo y la de los Borbón y a la Nueva España 63 virreyes todos provenientes de la alta nobleza castellana.
El gobierno de la Nueva España fue una organización amplia y compleja, formada por diversos organismos que llegaban hasta las más pequeñas localidades novohispanas. Durante la etapa colonial, el Rey de España fue la principal autoridad, con un poder absoluto, su voluntad no tenía límites legales y constituía una ley suprema. Los reyes gobernaron México, desde España, basándose en los informes que recibían y delegaron su autoridad en instituciones que actuaban en su nombre.
La institución que le seguía al Rey en el gobierno de las colonias americanas, fue el Real y Supremo Consejo de Indias, integrado por un grupo de ministros nombrados por el rey, sus funciones abarcaban toda clase de asuntos, administrativos, financieros y eclesiásticos, sus decisiones, sentencias, leyes y acuerdos, representaban la voluntad real. El Consejo creó la estructura legal y jurídica de la Nueva España sustentada en cedulas y ordenes decretadas por los reyes españoles para sus colonias, con el nombre de Leyes de Indias (1542).
Al momento de la caída de Tenochtitlan, el gobierno lo ejerció Hernán Cortés, pero en 1528 salió con rumbo a Honduras y dejó al mando a los oficiales reales, quienes cometieron una serie de abusos. Por ello, el rey estableció un organismo de gobierno superior, llamado la Real Audiencia de México. La primera Audiencia estuvo a cargo de Nuño Beltrán de Guzmán quién cometió muchas injusticias, fraudes y desmanes contra los indígenas, que fueron denunciados por Fray Juan de Zumárraga, primer Obispo de México. Para terminar con los excesos de la Audiencia el rey decidió establecer un virreinato, pero mientras llegaba el primer virrey, nombró una segunda Audiencia cuyo presidente Sebastián Ramírez de Fuenleal, se distinguió por su empeño en hacer justica a los indios, formó parte de ella Vasco de Quiroga que después fue obispo de Michoacán y un gran benefactor de los indígenas de esa región.
El primer virrey Don Antonio de Mendoza llegó a la Nueva España en 1535, ostentando los cargos de Gobernador General, Capitán General, Presidente de la Real Audiencia, Superintendente de la Real Hacienda y Vicepatrono de la Iglesia. A partir de entonces, la máxima autoridad fue el Virrey quien dirigía la política, cuidaba que se hiciera justicia y administraba la economía, era el jefe militar y debía preservar a la Iglesia católica. En una palabra, el virrey fue la autoridad suprema. Además del virrey, existían dos Audiencias o tribunales superiores que se encargaban de hacer justicia, cerciorarse de que las leyes se cumplieran y de recibir las quejas de los pobladores, una se encontraba en la ciudad de México y la otra en Guadalajara y fue un órgano auxiliar del virrey, quien era su presidente.
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