El sueño es un estado reversible, periódico y natural en el que la conciencia decae alcanzando todos los órganos y sistemas del organismo. Así lo dijo la docente de la UAPA, Silvia Fontana, y agregó que es un proceso con dos tipos de estados: el sueño lento y sueño MOR (movimientos oculares rápidos) que repone la energía y fija la memoria.
Lo que percibimos acerca de nuestro proceso de dormir, que depende de las horas que le dediquemos, es lo que se conoce como la calidad de sueño. Es un promedio entre nuestro funcionamiento diurno y el descanso nocturno. El insomnio, las parasomnias, apneas son alteraciones del sueño que impide el proceso de sueño reparador.
Si bien estamos rodeados de estímulos constantes, no atendemos a todos de la misma manera.
¿Por qué?
Porque existe un proceso en el que una persona es capaz de seleccionar entre cientos de estímulos sensoriales, la información útil y necesaria para hacer de la mejor manera nuestra tarea, este proceso es lo que conocemos como la atención.
Se ha observado que una mala calidad de sueño, se relaciona con un mal rendimiento académico porque afecta la atención y la memoria.
La privación parcial de sueño y/o llevar una mala calidad de sueño influye en la vida de los estudiantes según lo indican datos experimentales. Esto se debe a que, al no tener una buena calidad de sueño padecemos automáticamente una somnolencia diurna afectando el rendimiento en actividades motoras y cognitivas, sobre el humor, el metabolismo y el funcionamiento hormonal e inmunológico.
Tener somnolencia diurna ataca directamente al funcionamiento psicosocial del individuo, al igual que lo hace el consumo de alcohol.
La sociedad de la actualidad a reducido el promedio del sueño (dos horas), porque se considera que dormir es perder el tiempo, pero la verdad es que no es así.
Se debe revisar los hábitos de higiene del sueño: mantener un ritmo regular de horarios para dormir y levantarse.
Así como también limitar el uso de computadoras, celulares y televisión –sobre todo a la hora de irse a dormir.
Es importante mejorar los hábitos alimenticios, no comer en exceso en la cena por ejemplo, y realizar actividad física en el día.
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