La discriminación siempre involucra la negación o restricción de uno o varios derechos a una persona con fundamento en prejuicios o estigmas relacionados con su identidad o adscripción grupal. Esta acción atenta contra aspectos fundamentales de los seres humanos, como su integridad, supervivencia y, en general, su desarrollo como persona.
- Por ejemplo, constantemente se publican noticias con una evidente carga discriminatoria sobre organizaciones campesinas que se manifiestan ante el despojo de sus tierras.
A las leyes que tratan este tipo de casos se les suele llamar “leyes sin dientes”, ya que no hay un castigo claro por su quebrantamiento; lo más que se puede hacer es un proceso conciliatorio, y sólo en caso de que la persona que discriminó acepte la denuncia que se hizo en su contra.
Por ello, y hasta este momento, la mejor herramienta que tenemos para combatir la discriminación es sensibilizar sobre el tema y difundir información para que más personas reflexionen sobre el profundo impacto que los actos de discriminación producen en la vida de quienes los sufren. Por esta razón, resulta importante que tengas en cuenta las consecuencias que podría desencadenar un acto de discriminación y, así, poner de tu parte para detenerlo y trabajar en acciones que conlleven a evitarlo.
Por lo general, cuando las personas discriminan es porque piensan que hay una forma de vida que es mejor que otra, o bien, que sólo hay una manera de ser y actuar en este mundo.
- Por ejemplo, lo anterior se ve representado en las siguientes frases:
- “Es mejor ser abogado que artesano”, “es bueno ser heterosexual; es malo ser lesbiana”, “la única religión que debe ser permitida es el catolicismo”, “son más confiables las personas blancas que las morenas”, etcétera.
Cuando se tienen estas suposiciones equivocadas como un fundamento de la acción cotidiana en el servicio público, se anula la posibilidad de que la gente opte por formas y estilos de vida diversos.
Para muchos sectores de la población, la diversidad es vista como una amenaza y no como un valor añadido. En contraparte, ver la diversidad como un valor es una creencia que, llevada a la práctica, propicia que todas las personas salgan ganando, porque con ella se garantiza que los planes de vida se lleven a cabo, siempre y cuando no contravengan los derechos de las demás personas.
Ilustración 5. Comparación de identidades y prácticas valoradas y no valoradas
Por último, cuando aceptas que las personas que habitan el mundo son diversas, afirmas también la tolerancia, es decir, el reconocimiento de que las personas pueden tener creencias y estilos de vida con los que podrías no concordar, pero que son legítimos y valiosos como los tuyos.
A veces puede resultar difícil ser respetuosa o respetuoso de las diferencias y observar de manera positiva la diversidad, porque esto puede ir en contra de creencias fuertemente enraizadas en nuestra cultura y en nuestra historia personal.
Sin embargo, es importante que reconozcas las consecuencias que pueden ocasionar tus prejuicios en las otras personas cuando se convierten en actos de discriminación.
Recuerda que, por ley, tienes la obligación de brindar a la gente un trato libre de discriminación y, simultáneamente, tú también gozas de este derecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario