lunes, 27 de junio de 2022

José Kozer

 



Es un poeta, traductor y ensayista nacido en La Habana, Cuba, en 1940. 

En 1960 se trasladó a EE.UU. con su familia, donde reside desde entonces. Referente no solo de la poesía cubana actual sino de la escrita en lengua española, es una figura fundamental del neobarroco latinoamericano. Fue profesor de Lengua y Literatura en español y jefe del Departamento de Literatura Comparada en el Queens College de Nueva York de 1965 a 1997, fecha en que se jubiló en Florida. 

Es autor de un centenar de libros de poesía, entre los que destacan algunos como Este judío de números y letras (1975), Jarrón de las abreviaturas (1980), El carillón de los muertos (1987), Et mutabile (1995), Dípticos (1998), Rupestres (2001), Stet (2006) o Trazas (2007). También ha publicado tres libros tres de prosa. 

Su obra está traducida al inglés, portugués, alemán, ruso y griego. Obtuvo las becas Cintas y Gulbenkian, además del Premio Julio Tovar de Poesía, en 1974, el Premio Iberoamericano Pablo Neruda, en 2013 y es. Montgomery Fellow desde 2016.



***


AUTOBIOGRAFÍA


Viejos incendios en largas noches donde observa

con atención la rotación

de las aves precedidas

por tinieblas, sucesos

acaecidos en un

espacio que denomina

otrora, sonreía, a qué

se referiría el anciano

desempleado hace

mínimo dos décadas.


Era de los tiempos del bromuro, el aceite ricino y el bicarbonato, los

reverberos y las

madres con fajas,

postizos embutidos

en los ajustadores:

se comía mal por

falta de información,

féculas, grasas,

fritangas, leche

entera, fruta de

lata.


Saltó al siglo XXI casi septuagenario, cambiar

no era imposible, llevar

esos cambios a la

práctica, la idea de

no comer res, cocinar

las verduras al dente,

comer fruta al natural

de postre en vez de

conservas le parecía,

le pareció hasta el

final de sus días

una desventura.


Tales cambios, cual si hubiera vivido tres vidas

ajenas: la tradicional

burguesa de los años

cincuenta, la época

revolucionaria (referida

a los hippies de los

sesenta) y la última

(global) donde el

viraje implicaba la

tecnología, lo virtual,

un tiempo donde los

sentidos (¿eran

cinco todavía?) se

disipaban, qué

queda: información

abundante (inasequible)

nada obliga a sentarse a

conversar en un café a

la mañana, el Reggio,

el Gato Negro, Figaro

en MacDougal esquina

con Bleecker donde

viera en una ocasión

a Dalí.


Su mayor contradicción fue morir nonagenario con

su salud de hierro, la

mente clara, los ojos

al tanto de cuanto lo

rodea, vísceras

funcionando a todo

tren, sentado subía

montañas, nadaba

en ríos caudalosos,

agua helada: tenía

un apetito vegetariano,

se llenaba la paila,

pocos gastos, dormía

siesta y el resto de

aquel día, cuál, en

qué mes, adónde,

sucede que sonó

el teléfono en su

casa, y vaya

sorpresa era para

él.




DE ÚLTIMA HORA


Durmió

horas

inversas

en

pleno

mediodía,

voces

batracias

cundían

en

sus

sueños,

despierto

(quizás)

no

volvió

a

ver

su

rostro,

reconocer

ideas,

dormía

cada

vez

más

lejos,

Taishan,

Gobi,

jardines

colgantes,

caravanas

de

dromedarios,

dátiles,

prendas

de

oro,

altos

quilates,

se

hizo

de

noche,

día

cuatro

a

la

intemperie,

rocío,

el

canto

uniforme

de

las

aves,

canto

invariable,

oía

con

consternación

acercarse

tres

manecillas,

fundirse

en

lo

alto

del

reloj

de

la

sala,

en

la

gota

inmemorial

de

agua

en

la

clepsidra.


***


DEVENIR


La primera uva de las viñas de Nabot, primera

uva de Dios a la

boca.


El cencerro truena, la vaca rumia, y sólo come

a la mesa conmigo,

no hay cabecera,

mi madre muerta.


Muertos no hay sino moribundos, largo es el

plazo que viene,

deviene el tiempo

inexistente (allegado)

ni espacio ni el vientre

digiriendo una última

cena.


***

DIVERTIMENTO


Descartar


el alcotán (ese bicho no tiene que ver conmigo) ese

bicho no tiene nada

que ver con nadie,

tal vez un ornitólogo

especializado en

rapaces (tiene donde

escoger) descartaría


la


palabra alcotán: aliviar el diccionario, verlo a lo

sumo (ave) en una

lámina, lista de

rapaces que miro,

reconozco, olvido:

empezar


un


proceso que paso a descartar. Quito y me pongo,

abro y en lo cerrado

depongo cuanto

considero letreleo

abarrotando la boca,

la consiguiente mente,

qué quiero, ¿llenar


el


Vacío? ¿Darme lija? Llamar ignorante a quien no

cuenta con el tremendo

vocabulario de Kozer:

rechifla. Cualquiera

diría que acaba de

descubrir América

con tanta sílaba

reunida en un


diccionario de

cubanismos, oye

en alto al Pinzón

tierra


a


la vista, Juana, Cubanacán, destierra al alcotán,

el gerifalte, el esmerejón,

que mal sabor de boca

deja su pronunciación,

descartar corneja, el

mochuelo, los caranchos,

la lechuza en Cuba en

México la calaca, solavaya

y good bye


mambo,


Ah dicha de lo real. Alzo la cara, sol, calor, unos

tordos pasan en

bandada, la araña

hila en un sitio, la

tiñosa planea, desde

su altura husmea

carroña, salgo al

balcón, limpio la

mesa, saco la silla

de médula, coloco

en el asiento el

cojín rojo,

me


sirvo una copa labrada con agua del tiempo,

tajada de queso

manchego, olivas

gordales Aniceto,

pan de flauta, de

agua y no de

manteca, la llamo:

la mesa servida de

igual a igual toca a

dos, nos miramos

un poco en verdad

descentrados, ¿y?

Un poco en verdad

descentrados.


***

PRÁCTICA


Repetía treinta veces un movimiento de

espaldas al espejo,

el brazo derecho

se entumeció,

perdía la noción

del tiempo, mente

sonámbula se

echaba a andar

adormecido por

campos de alfalfa

sin cosechar: mugía.

Comprende el hambre

de la res, el sueño

insatisfecho, detiene

el movimiento, el brazo

derecho despierta a

sus espaldas al espejo,

comienza el mismo

movimiento a repetirse

en el brazo izquierdo,

aspas.


Todo se detuvo, andrajos, su cabeza se

deshilacha, comienza

a imaginar una situación,

a medias se interrumpe,

gira y vuelve, caballo

blanco, crines

congeladas al viento,

otra vuelta a medias

del carrusel.


Repetir adormece la presencia bocarriba

de la Muerte.


Hablan, no entienden, nada que entender, mejor

callar: mundo moderno.

Para el movimiento

actual beba Pepsi

Cola, echarse a. andar por campos

de alfalfa bajo tierra.


Al día siguiente misma hora comienza a dar

vueltas en aspas

el brazo derecho

de espaldas al

espejo, vuelta

dos disipa la

primera, vuelta

tres se atasca.


***


VIDA RETIRADA

De las canteras cercanas de toba el alarife me
enseña a cortar la piedra
para la construcción de
mi casa para dos, vigas,
tabiques, techos altos,
dos pisos, cocina con
electrodomésticos de
primera, Samsung: ella
cuarenta años, repostera,
diestra en lo culinario, yo
cuarenta y siete, buen
administrador de unos
bienes heredados,
ahorrativo, de dos a
tres hijas, una imaginaria.

Asiduo de Balzac, buena parte de Flaubert, en
particular su correspondencia,
la poesía del Siglo de Oro,
lector callado es mi estado
normativo, dispuesto a
echar los restos en un
cuarto interior, casa con
tokonoma, ikebana, siete
bonsáis, puertas corredizas
de shoji, vida provinciana:
radicado hace unos años
en Vermont.

Frío que pela, poca ropa mas adecuada a estos
inviernos brutales, el lago
se hiela, buen pescado,
mercados de frutas y  verduras que recuerdan

a España, veremos si la

economía casera,

modestas inversiones,

gastos controlados

permitirán zafarnos ya

que no de la Muerte,

ya que no del desgaste

corporal, del momento

actual, sus políticos,

evangelistas, el consumismo

idiota, impuestos, maniobras

de los altos cargos, vivir a

solas, codearnos con gente

de pueblo ducha en asuntos

prácticos, carpinteros,

zapateros, desconocer

lo demás.


El día concluye, no ha sucedido nada, murió Félix

Grandet, de Anlushán

nadie se acuerda, les

cuento a mis dos hijas

un cuento chino cuando

las pongo (arrebujadas)

a dormir, bien tapadas:

el grueso edredón beige,

piyamas de franela, se

acurrucan, se burlan de

mí Oh qué padre

sentimental tenemos,

albricias, se han dormido:

tengo dos horas por

delante para leer los

cuentos de Pavese,

mi mujer me cuenta,

sé que miente, que

pasé la noche

durmiendo en el

butacón del cuarto

interior, no quiso

despertarme, habré

dormido a retazos,

lo sé porque terminé

las páginas que quise

leer anoche.


***

DE ÚLTIMAS HORAS


La lámpara de pie, callada.


El silencio de las maderas ni árbol ni

crepitación.


Una oscuridad intermedia donde la

luz envejece, noche

cerrada, sueño, un

escarabajo escudriña

las grietas de un suelo

de tablas.


Aguas muertas en un vaso, desaliento,

extiendo el brazo

(¿duermo?) la sed

(somera) insuficiente,

vuelvo vertical al sueño.


¿Y si Dios fuera un bromista como un buen

padre? ¿Ése que no

te pasa la factura?


Despertar como en aquel poema de Antero

do Quental en la

mano de Dios, en

su mano derecha.


Sentarnos a la mesa, coros celestiales el

halo, gañe bajo la

mesa un animal

doméstico de

porcelana.





Zenda.(2022) José Kozer. Rescatado de Zenda junio 27, 2022 de la URL:https://www.zendalibros.com/3-poemas-de-ivan-carvajal/






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