La relación entre la vida y la obra de Frida Kahlo y la identidad mexicana se ha vuelto muy estrecha. Si entendemos por identidad una serie de rasgos (culturales, alimenticios, lingüísticos, etc.) comunes a una particular región geográfica, podríamos afirmar que la figura de la artista es prácticamente arquetípica, ella representa en muchos casos los valores culturales y nacionales que se intentan expresar constantemente en nuestros entornos cotidianos. Estamos acostumbrados a pensar la identidad como ese conjunto de características que nos definen, en nuestro caso, como mexicanos. Las aceptamos y las consumimos sin titubear, nos reímos de ellas y nos enfadamos al ser víctimas de estereotipos, pero ¿existe en realidad una identidad nacional?
Frida Kahlo: su influencia en la moda y la cultura popular
La identidad nacional se nutre de símbolos, gestos de belleza, de imágenes, de lábaros, a manera de reforzar el sentimiento de pertenencia. En otras palabras, podemos definirnos a partir de la otredad, del extranjero, del otro. La obra de Frida nos acerca a ese ‘otro México’, uno ‘exótico’, colorido, casi de ensueño, uno que ya no conocemos necesariamente, pero en el que nos identificamos y que intentamos seguir reproduciendo.
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