Es una obra, es un personaje memorable y es el desafío a través de la creación. La artista inspira una identidad que representa una región.
Sin duda, la figura de Frida Kahlo tiene un peso cultural enorme a nivel mundial. Su vida y su obra se entrelazaron legándonos pinturas que podrían catalogarse en su mayoría de autobiográficas. Frida es un personaje polémico y mítico, que comienza a ser celebrado mundialmente alrededor de los años ochenta, llegando su mayor auge en los años noventa. Su obra se nutre de sus vivencias, de una narrativa propia, personal, un viaje a través de su vida, su estética, una mirada interior a partir de la cual ella misma permitió hacer del dolor y el sufrimiento un leitmotif. Hablar de Frida Kahlo hoy en día es hacer referencia no solo a una biografía, sino a un fenómeno artístico, comercial, ideológico, y claro, de belleza; también es hablar de una artista patrimonial, es analizar con lujo de detalle aquello que podemos llamar o identificar como identidad mexicana.
Una mirada a la vida de Frida Kahlo
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón nació en Coyoacán el 6 de julio de 1907, aunque a ella le gustaba contar que nació el año de la revolución. A la edad de 6 años sufre de poliomielitis, enfermedad que le dejará secuelas permanentes. En 1925, a la edad de 18 años, sufrió un aparatoso accidente al impactarse un tranvía en el autobús donde ella viajaba, dejándola con graves heridas y consecuencias, huesos fracturados y lesiones en la columna vertebral.
Es desde este momento en el que Frida se refugia en la pintura...
De esta manera se relaciona con artistas e intelectuales de la época, incluyendo a Diego Rivera, con quien contraería matrimonio en 1929. Las inestabilidades en su matrimonio con Diego Rivera y sus constantes infidelidades consiguieron mermar la salud emocional y física de la artista. En 1939 se divorcian para volver a casarse un año después. Durante su vida intentó rescatar los diversos lenguajes del arte popular mexicano, interés que se ve reflejado en su obra, en su vestimenta, su estética y su carácter. Es esta especial relación con el arte popular lo que ha hecho de Frida una especie de baluarte de la identidad mexicana moderna y contemporánea.
Aunado a esto, la misma imagen de la artista es reconocida por lo transgresor del personaje que se fue entretejiendo a su alrededor. Desde la indumentaria típica que portaba y que ha sido inmortalizada en las fotografías de Nickolas Murray que conocemos bien y que forman parte de nuestro propio imaginario, hasta los retratos más íntimos tomados por su padre en los que la vemos portar gallardamente un traje. Estas distintas visiones han sido una fuerte influencia en el imaginario colectivo y han permitido retomar a Frida como el estandarte de distintos movimientos identitarios, sociales y por supuesto, aquellos de aire artístico.
El legado de Frida Kahlo en el arte
Si bien la artista era ya bien conocida en México durante su vida es sin duda a su muerte y sobre todo a finales del siglo XX que su obra y su figura resultan en un fenómeno que se conoce como Fridamanía o El Efecto Frida Kahlo. Artistas como Madonna, quien ha expresado en múltiples ocasiones ser gran admiradora de la pintora, y quien además posee al menos un par de cuadros de ella, se sumaron a la popularización de la pintora. El término Fridamanía hace referencia al estatus prácticamente de culto al personaje que ella y otros artistas e intelectuales lograron construir a lo largo del tiempo, convirtiéndola no solo en un ícono sino en una especie de arquetipo donde su vida y obra son prácticamente inseparables. ‘Frida encontró la manera de pintar el dolor, de permitirnos ver el dolor y, con ello, reflejar el dolor del mundo… Ella es la imagen de la conquista de la adversidad, contra viento y marea, ella representa a quienes son capaces de hacer su vida y reinventarse a sí mismos y vivir plenamente…
Frida Kahlo es en este sentido el símbolo de la esperanza, del poder, de la capacidad de llenarnos de fuerzas para un sector variado de nuestra población quienes atraviesan por condiciones adversas’, es una frase que se sustrae de ‘El diario de Frida Kahlo’. Un íntimo retrato, de Carlos Fuentes.
Varios factores contribuyeron desde principios de los años ochenta, a la popularización de la figura de la artista como parte de la cultura popular. Textos de distintos biógrafos, críticos e historiadores como Hayden Herrera, Raquel Tibol, entre otros, la aparición de Frida, Naturaleza Viva de Paul Leduc, una de las primeras películas que retratan la biografía de la artista, protagonizada por Ofelia Medina, así como el interés cada vez mayor por el arte ‘de la periferia’, es decir obras producidas en contextos geográficos tan diversos como América Latina, África y Asia. Ya a principios del siglo XXI, con el estreno de la película biográfica ‘Frida’, producida y protagonizada por Salma Hayek, la obra y la figura de la artista tuvieron un nuevo resurgimiento, grandes exposiciones como Frida Kahlo 1907-2007 Homenaje Nacional,
exhibida en el Museo de Bellas Artes entre junio y agosto del 2007, misma que proponía mostrar las diferentes facetas de la pintora, haciendo hincapié en que su obra es mucha más que un ‘autorretrato con monos’.
Posteriormente, el Philadelphia Museum of Art en el 2008, realizó una gran muestra, descrita como la primera gran exposición de Frida Kahlo en los Estados Unidos en casi cincuenta años. En los años posteriores, la obra de la artista recorrió el mundo, llegando incluso a Rusia. Todos estos agentes fueron decisivos para que la imagen y estética de la figura evocada por Frida, pasara por varias transformaciones e incluso fuera adoptada como estandarte desde distintos discursos, desde la liberación sexual y el feminismo, hasta las identidades chicana y mexicana.
ENRIQUE LEYVA/ POMPI GARCÍA Frida Kahlo, el personaje que inspira una identidad. |
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