miércoles, 22 de abril de 2020

Conocimiento científico

Entendemos por conocimento científico el producido por la actividad humana que llamamos ciencia. Sus principales características se definen diciendo que se trata de un conocimiento racional, metódico, objetivo, verificable y sistemático, que se formula en leyes y teorías, y es comunicable y abierto a la crítica y a la eliminación de errores.
 Como conocimiento racional y objetivo que es, se realiza según enunciados descriptivos, que se refieren a hechos del mundo material, que pueden ser verdaderos o falsos, y cuya verdad es controlable y demostrable; en calidad de conocimiento obtenido con un método, es una actividad que planifica sus objetivos que intenta conseguir con los mejores medios y, por ello, somete a prueba experimental, contrastándolos con los hechos, sus enunciados principales.
El saber científico no se reduce al mero conocimiento de hechos. Va más allá de los hechos, porque también es saber sistemático que se construye a partir de hipótesis, sometidas a contrastación que pueden convertirse en leyes y teorías, con las que se obtienen explicaciones y predicciones. Como saber comunicable que es, se trata de un conocimiento público que ha de poder precisar la manera como se ha obtenido, de modo que cualquiera pueda acceder al mismo por iguales o parecidos medios, y en ningún momento se recurra a supuestos o recursos secretos y ocultos. Se orienta, por lo mismo, a obtener un consenso universal sobre la verdad de sus enunciados, pero no excluye ni la crítica fundamentada o la revisión de los errores que contiene, ni la afirmación de que el conocimiento científico es provisional.
En el momento actual, hay tres maneras fundamentales de ver el conocimiento científico como un todo:
  • El enfoque subjetivo, el tradicional, que sostiene que la ciencia es un conjunto de enunciados, cuya verdad los científicos, como individuos aislados, defienden y justifican;
  • El enfoque consensual, según el cual el saber científico está formado por el conjunto de teorías que la comunidad científica acepta como científicas; y
  • El enfoque objetivista, que considera que los enunciados, leyes y teorías científicos son, ciertamente, un producto de la actividad humana, pero que, una vez formulados, poseen su propia vida autónoma como si constituyeran un mundo propio (un tercer mundo).

 El postulado de la objetividad

En el ámbito de la teoría del conocimiento, la objetividad hace referencia, sobre todo, al hecho de disponer de razones comprobables y discutibles por todos, en las que se apoya una creencia que se considera verdadera; en filosofía de la ciencia, la objetividad es, junto con la racionalidad y el carácter metódico, una de las principales características de la ciencia o del conocimiento científico.
El postulado de la objetividad expresa el ideal de la investigación científica, es decir, el reconocimiento público de los hechos como científicos llevado a cabo por la comunidad científica. En este sentido, según L. Olivé (1995) la objetividad se refiere, pues, a la posibilidad de reconocimiento público, en una comunidad determinada, de que hay un situación de hecho. En este caso, se entiende como predominio del conocimiento del objeto o de la realidad, más allá de todo prejuicio o interés particular. Para Mario Bunge, que el conocimiento científico de la realidad es objetivo significa: que concuerda aproximadamente con su objeto, que busca alcanzar la verdad fáctica; que verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurriendo a un comercio peculiar con los hechos (observación y experimento), intercambio que es controlable y hasta cierto punto reproducible4. En filosofía de la ciencia, ya que se reconoce la imposibilidad de acceder al objeto sin la mediación de la teoría o de algún tipo de interpretación, la objetividad se hace equivaler a la intersubjetividad, no exenta de cierta acusación de relativismo.

 Intersubjetividad

En general, la intersubjetividad es el consenso entre individuos acerca de la verdad de un enunciado. Una afirmación así obtenida se llama intersubjetiva por cuanto es considerada verdadera por varios sujetos humanos, aunque su valor epistemológico se considera de carácter objetivo.
En filosofía de la ciencia se utiliza a veces como sinónimo de conocimiento objetivo u objetivamente verdadero. En el supuesto de que el conocimiento ha de ser empírico o de base empírica y, por lo mismo, de naturaleza subjetiva, la comunidad científica debe ponerse de acuerdo respecto a qué mínima unidad de conocimiento empírico e inmediato ha de ser inicialmente aceptable por todos sin que sea necesario discutir acerca de presupuestos teóricos. En la tradición del neopositivismo se propusieron los enunciados protocolarios, o los enunciados básicos, como unidades mínimas de conocimiento objetivamente admisible por todos. Popper, que entre muchos otros considera que todo enunciado, por básico que sea, lleva siempre una carga teórica, defiende el decisionismo, o la adopción de un conjunto de enunciados empíricos a través de una decisión razonable para admitirlos como enunciados iniciales y básicos fácilmente contrastables.

Objetividad como intersubjetividad

En la filosofía medieval y en los autores del siglo XVII (especialmente Descartes), la objetividad es una representación, un objeto del pensamiento, tenga o no realidad extramental. De esta manera, por ejemplo, algunos entienden lo universal como teniendo objetividad en el pensamiento, aunque no tenga realidad fuera de él. Este significado es el que predomina en autores como Descartes, Spinoza o Berkeley, por ejemplo. A partir de Kant el significado cambia y se matiza. Para este autor, el carácter de objetividad es el que corresponde a lo que tiene una realidad empírica, y se opone a subjetividad. De esta manera, la objetividad es lo que da cuenta de la experiencia. Para Kant, el carácter objetivo del conocimiento viene determinado por la objetivación producida por las intuiciones puras a priori de la sensibilidad y los conceptos puros a priori del entendimiento. En cambio, para Kant, lo meramente subjetivo es lo puramente apriórico. El hecho de que la objetividad dependa de las condiciones trascendentales no implica que se remita al sujeto (lo que provocaría que lo objetivo sería meramente subjetivo), ya que la aplicación de las categorías, como la de causa, por ejemplo, permite que el mundo fenoménico sea el mismo para todos los sujetos, de manera que estas categorías son garantía de objetividad en tanto que intersubjetividad.
En las concepciones fenomenológicas, como la de A. Meinong, por ejemplo, se rechaza la concepción kantiana de la objetividad generada o constituida por las funciones trascendentales del pensar. Así, para estos autores, la objetividad de un objeto, incluso de los meramente posibles, no consiste en que sea o no captado, sino sólo en la posibilidad de serlo y de convertirse en vivencia. En cualquier caso, la concepción de lo objetivo tiende a entenderse como aquello que se refiere a lo exterior a la conciencia y es independiente del sujeto particular o individual, es decir, independiente de tal o cual sujeto determinado, pero dependiente de algún procedimiento o método que permita la objetivación intersubjetiva.



Conocimiento científico. Rescatado de la URL: https://www.nodo50.org/filosofem/spip.php?article566#outil_sommaire_1  (abril 2020)

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