Luego de un largo periodo de convulsión política tras la Revolución Mexicana y sus efectos posteriores en la vida política dominada por el partido oficial integrado por los caudillos de se movimiento armado, en nuestro país se implementaron reformas electorales en 1964, 1977, 1987, 1990, 1993 y 1996, las cuales tuvieron como objetivo hacer un sistema político y de partidos más competitivo, abierto y plural durante el siglo XX.
Ya en el nuevo siglo se presentaron dos reformas electorales de gran relevancia, la de 2007 y posteriormente en 2014.
Estudios legislativos indican que la primera etapa de las reformas electorales se califican como progresivas y limitadas, las cuales se presentaron de 1964 a 1986 y su finalidad era evitar que la oposición, cuya presencia contribuía a legitimar el sistema de partido hegemónico (PRI), desapareciera del escenario político, bien por extrema debilidad o por la falta de incentivos para continuar en la lucha electoral.
En 1958, el Partido Acción Nacional (PAN) retiró a sus seis diputados del Congreso como protesta ante lo que consideró un fraude electoral en la elección presidencial de ese año. Esta situación finalmente derivó en la reforma de 1964, que introdujo los diputados de partido, germen de los actuales diputados de representación proporcional.
La segunda ocasión que el PRI se ostentó como partido único fue en 1976, cuando el PAN, por conflictos internos, no pudo postular candidato a la presidencia. Por ese motivo, José López Portillo, del partido oficial fue candidato único y su triunfo era más que previsible.
En 1977 el Presidente José López Portillo impulsó una nueva reforma electoral de carácter progresivpo, para estimular a la oposición e integrar nuevos partidos al juego electoral.
Regresión en la vida democrática
La segunda etapa de reformas electorales en México se calificaron como contrarreformas por tener un carácter regresivo.
Este nuevo periodo inició en 1987, cuando la oposición se fortaleció a tal grado que empezó a constituirse como un auténtico reto a la hegemonía del partido en el gobierno, por lo cual la intención de las reformas electorales en ese periodo fue permitir que, pese al avance de la oposición, no se perdiera ni el control de la autoridad electoral ni la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados.
Las reformas de 1987, 1990 y 1993 permitieron al PRI mantener la mayoría absoluta en la Cámara Baja, incluso con votaciones crecientemente más reducidas, de ahí que críticos y opositores las calificaran de “contrarreformas” y que esta etapa en la evolución de la legislación electoral se identifique como “regresiva”.
La de 1990 es relevante debido a que fue el origen del Instituto Federal Electoral (IFE), que además ve la incorporación de un órgano especializado para asumir y dirimir los conflictos en materia electoral, nació el Tribunal Federal Electoral, antecesor del Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación.
Nueva etapa mexicana.
En 1996 inició otra etapa de reformas electorales a raíz de los cambios y riesgos que se generaron con el estallido del conflicto armado en Chiapas, además, los problemas del proceso electoral inmediato convencieron a Ernesto Zedillo de la necesidad de abrir de manera real el sistema electoral y ya no de manera limitada.
En la reforma electoral de 1996 se otorgó la autonomía plena al Instituto Federal Electoral (IFE), liberándolo de cualquier agente gubernamental de su conducción. Además, se pusieron límites a la sobrerrepresentación del partido mayoritario en 8% de su votación global obtenida, todo lo cual se tradujo, durante las elecciones legislativas de 1997 en la pérdida de la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados por parte del PRI.
Luego del apretado triunfo de Felipe Calderón en la elección presidencial de 2006, en 2007 ocurre otra reforma que tuvo como finalidad que el IFE fuera el único órgano responsable de distribuir los espacios de publicidad en medios de comunicación, garantizando un reparto equitativo entre los partidos políticos. Además, se logró restringir al gobierno federal para la difusión de propaganda durante el periodo de una elección, a fin de no beneficiar al candidato del partido oficial.
Ya en el sexenio de Enrique Peña Nieto, se presenta la reforma de 2014, la cual tiene como propósito resolver la disparidad con la que se organizaban las elecciones federales.
Además, el instituto Federal Electoral se convirtió en el Instituto Nacional Electoral (INE), otorgándole mayores atribuciones y fortaleciendo su autonomía frente a los poderes políticos.
Fuente:
INFOBAE.(2022) Las reformas electorales en México Rescatado de la URL:
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