miércoles, 4 de agosto de 2021

Prejuicio

 En un prejuicio, como su nombre lo indica, las personas realizan juicios previos al conocimiento de un objeto, persona o grupo; de hecho, las personas y sus características particulares, sus historias de vida, su visión del mundo y la complejidad de su vida familiar, entre otros rasgos, pueden desaparecer tras los prejuicios.

  • Por ejemplo, un prejuicio se manifiesta cuando alguien te invita a probar una comida que nunca has experimentado y tú te niegas a hacerlo porque crees que no te va a gustar; en este caso, estás realizando un juicio previo al conocimiento: “esa comida sabe mal”. La experiencia directa, libre de prejuicios, consistiría en probar esa comida y formarte tu propia opinión sobre si te gusta o no.

Los prejuicios son creencias aprendidas y juicios previos de valor positivo y negativo, que se formulan sin ningún sustento real. Pueden ir dirigidas a una sola persona o a poblaciones enteras. Estas creencias no son compartidas por toda la sociedad.

  • Por ejemplo, durante años se pensó que ser de piel blanca era mejor que ser de piel morena, que tener religión católica era mejor que ser evangélico o evangélica, que hablar español era mejor que hablar una lengua indígena, etcétera.

El problema con los prejuicios es que, al ser creencias tan arraigadas en ciertos sectores sociales, han pasado a ser vistos como una verdad indiscutible e incuestionable.

  • Por ejemplo, durante varios años se adoptó el pensamiento de que las mujeres sólo eran capaces de realizar actividades domésticas; siguiendo esta creencia falsa, a ellas se les negó el derecho a la educación, al trabajo, a la elección de pareja o a los derechos sexuales y reproductivos, entre muchos otros.

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