Por Lluis Montoliu, el 11 abril, 2021. Categoría(s): albinismo • ética • experimentación animal • pigmentación • tribuna de opinión
Hace un par de semanas publicaba una tribuna de opinión editorial en la revista de la SEBBM para presentar un dossier sobre «Experimentación animal» que tuve el placer de coordinar, con la participación de otros colegas que aportaron visiones complementarias sobre este tema. En ese artículo resaltaba que la experimentación animal sigue siendo necesaria. No tendríamos vacunas contra la COVID-19 sin la participación de animales en el proceso de validación pre-clínica de las mismas. Cada vez hay más métodos alternativos y estrategias experimentales que nos permiten evitar el uso de animales y suplirlos por cultivos celulares, programas de ordenador o utilización de otros seres vivos más simples, como las moscas Drosophila melanogaster o los gusanos Caenorhabtditis elegans, que suscitan menos dilemas éticos en la sociedad y que están fuera de la legislación sobre protección de animales utilizados en investigación y docencia. Pero todavía no es posible reemplazar a los animales de experimentación para investigar muchas enfermedades que nos afectan, así como sus posibles terapias.
La experimentación animal es un privilegio, y no es nada sencillo usar animales en investigación. La sociedad, a través de sus representantes en los parlamentos, ha aprobado legislaciones europeas y nacionales encaminadas a proteger el bienestar animal, en particular de aquellos animales que deban ser destinados a investigación científica. Estas normas son de obligado cumplimiento y hacen que la experimentación animal sea una de las actividades científicas más estrictamente reguladas y supervisadas. Solo puede realizarse experimentación animal en España en centros registrados, por personal con la competencia y capacitación adecuada, formado para estas labores, y solamente tras haber obtenido el permiso correspondiente para el procedimiento a realizar de la autoridad competente, que en España corresponde a las comunidades autónomas, tras haber sido previamente validado por un Comité de Ética en Experimentación Animal local y evaluado favorablemente por un Órgano Habilitado independiente. Todo este proceso puede durar varios meses, tiempo durante el cual se verifican que todos los procedimientos previstos se hacen de acuerdo a la legislación, con el respeto a los principios éticos y normativas de bienestar animal, y siguiendo el dictado del principio de las tres Rs: Reemplazo, Reducción y Refinamiento.
Los investigadores que usamos animales en nuestros experimentos debemos dar cuenta de ellos a la sociedad con total transparencia. Esto lo hacemos de dos maneras. En primer lugar cumpliendo con el deber de aportar todos los animales que usamos cada año en nuestros centros de investigación, que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) recoge de todas las CCAA y publica anualmente en su página web. En segundo lugar, a través del Acuerdo COSCE por la transparencia en experimentación animal, que lanzamos en 2016, siguiendo la estela del primer acuerdo de estas características lanzado desde el Reino Unido en 2014. El acuerdo incluye cuatro sencillos compromisos de informar con transparencia y rigor de la experimentación animal que se realiza en los centros de investigación y de auditar anualmente la participación activa de las entidades adheridas (143 entidades actualmente) en el mismo. La auditoría anual corre a cargo de EARA, la Asociación Europea de Animales de Experimentación.
Hablar con claridad sobre cuándo, cómo y por qué se usan animales en investigación.
Proporcionar información adecuada a los medios de comunicación y al público en general sobre las condiciones en las que se realiza la investigación que requiere el uso de modelos animales y los resultados que de ella se obtienen.
Promover iniciativas que generen un mayor conocimiento y comprensión en la sociedad sobre el uso de animales en investigación científica.
Informar anualmente sobre el progreso y compartir experiencias.
Esta semana hemos conocido un vídeo grabado furtivamente en las instalaciones de una empresa española que presta servicios de experimentación animal bajo contrato, adherida a este Acuerdo COSCE de transparencia. Las imágenes de maltrato animal y falta de empatía hacia los animales que aparecen nada tienen que ver con los procedimientos reglados de experimentación animal y son incompatibles con los valores de transparencia y bienestar animal que promovemos y defendemos desde el Acuerdo COSCE. Desde la Comisión COSCE de Estudio del Uso de Animales en Investigación Científica se le pidieron explicaciones a la empresa, que contestó rápidamente, rechazando que ese vídeo ilustrara los procedimientos normales que tienen lugar en sus instalaciones y apuntando un conjunto de acciones a tomar, que incluían una investigación interna para depurar responsabilidades y una investigación externa, que corresponde a la autoridad competente, la Comunidad de Madrid en este caso, comunidad en la que tiene su sede esta empresa(*). EARA publicó un comunicado insistiendo en la necesidad de una investigación independiente de los hechos que aparecían en el vídeo. COSCE publicó otro comunicado, lamentando el maltrato animal que mostraba el vídeo y suspendiendo temporalmente a esta empresa de su adhesión al Acuerdo de Transparencia, mientras se investiga lo sucedido (*).
Las terribles e inaceptables escenas de maltrato animal y falta de empatía y respeto de las personas hacia los animales que aparecen en el vídeo no ilustran, para nada, el buen trabajo y el buen hacer que realizan la inmensa mayoría de las instituciones que usan animales en sus experimentos ni, de acuerdo con el comunicado de la empresa, tampoco sus procedimientos internos. Son absolutamente excepcionales, rechazables y condenables, pero no representan la norma sino que son la excepción. Este vídeo se grabó con la participación de exempleados de la empresa y se difundió a través de una ONG animalista cuyo objetivo es terminar con la experimentación animal. Esperemos que las investigaciones en curso determinen todo lo sucedido alrededor de este episodio tan desafortunado.
La aparición de este vídeo, condenable y rechazable, no puede manchar al resto de la comunidad científica que aborda la experimentación animal de forma seria, rigurosa y responsable, y que está absolutamente horrorizada por las imágenes que en él se muestran. No son representativas de lo que hacemos en los centros de investigación. Para nada.
(*) ACTUALIZACIÓN (11 de abril 14:55). La Comunidad de Madrid suspende la actividad investigadora del laboratorio Vivotecnia tras constatar en una inspección indicios de maltrato animal.
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