sábado, 6 de noviembre de 2021

David Alfaro Siqueiros

 



En el ámbito pictórico se caracteriza por el rompimiento con los cánones establecidos en la pintura académica, y por su búsqueda constante de nuevas soluciones tanto teóricas como prácticas.


Siqueiros, descendiente de una familia acomodada de Chihuahua, vive a sus quince años el estallido de la Revolución Mexicana. Estudiante de arte en la capital pronto se incorpora al movimiento de huelga que derriba al director de la Academia de San Carlos. Este viene a ser su bautismo político, que lo ha de acompañar toda su vida y que ocasiona que rompa con su padre y abandone la casa familiar.


Todavía adolescente conspira contra el usurpador Huerta y se une al Ejército Constitucionalista. Siqueiros comienza a descubrir su patria cabalgando y combatiendo. Al recorrer el país vive en carne propia la injusticia social y la miseria e ignorancia de las masas obreras y campesinas. Pronto se convertirá en el líder sindicalista, en el anarquista y, sobre todo, en el hombre que se mantuvo fiel a sus creencias a lo largo de toda su vida.



La vida frenética de Siqueiros va a transcurrir entre encarcelamientos, destierros y enfrentamientos con propios y extraños, tanto políticos como artistas. En vez de muros para pintar se encontró con otros muros, los de las prisiones.



Como artista se distingue por una preocupación constante por encontrar nuevos instrumentos y materiales. Organiza equipos de trabajo, ensaya una y otra vez, rechaza los pinceles y pinta con pistola de aire. Utiliza el cemento en vez de cal y arena. Usa el acrílico, la piroxilina y los silicones en vez del óleo. Trata de fusionar la pintura y la escultura, la alternancia de valores ópticos. Su obra máxima y grandilocuente es el Polyforum Cultural que lleva su nombre.




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