martes, 8 de marzo de 2022

Versos de Pablo Neruda para no olvidar

 


Amor

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía amarte más.
Y todavía amarte más y más.


Soneto 22

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,

sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,

en regiones contrarias, en un mediodía quemante:

eras sólo el aroma de los cereales que amo.


Amiga, no te mueras

Amiga, no te mueras!

Yo soy el que te espera en la estrellada noche,

sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.

El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.

Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!


Soneto 93

Me moriré besando tu loca boca fría,

abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,

y buscando la luz de tus ojos cerrados.

Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo

iremos confundidos en una sola muerte

a vivir para siempre la eternidad de un beso.




Poema 7

Me moriré besando tu loca boca fría,

abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,

y buscando la luz de tus ojos cerrados.

Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo

iremos confundidos en una sola muerte

a vivir para siempre la eternidad de un beso.


El mar

Necesito el mar porque me enseña:

no sé si aprendo música o conciencia:

no sé si es ola sola o ser profundo

o sólo ronca voz o deslumbrante

suposición de peces y navíos.


Poema 20

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.



Aquí te amo

A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.

Suena, resuena el mar lejano.

Este es un puerto.

Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.





Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa,

y estos sean los últimos versos que yo le escribo.



No estés lejos de mi

No te vayas por una hora porque entonces

en esa hora se juntan las gotas del desvelo

y tal vez todo el humo que anda buscando casa

venga a matar aún mi corazón perdido.


Poema 15

Me gustas cuando callas y estás como distante.

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

déjame que me calle con el silencio tuyo.


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