martes, 12 de mayo de 2020

La memoria colectiva

Eduardo Angulo.
Según estudios publicados en los últimos años, la memoria colectiva se ha convertido en objeto de estudio de la psicología experimental. Como afirman Henry Roediger III y Magdalena Abel, de la Universidad Washington de St. Louis, hasta ahora la memoria colectiva ha sido un tema importante en los estudios de humanidades pero, actualmente, se comienza a investigar desde un enfoque empírico y experimental.
Para estos autores, la memoria colectiva se construye con los sucesos compartidos por un grupo. Es una forma de memoria cuya definición concreta está en debate. Además de compartirla el grupo, debe tener una importancia básica y central en la identidad social de sus miembros.
Hay conceptos cercanos a la memoria colectiva que no tienen exactamente el mismo significado. Por ejemplo, no es lo mismo que los recuerdos colectivos. Estos son dinámicos y siguen un proceso continuo de debate sobre cómo se debe representar y recordar el pasado. La memoria colectiva, por el contrario, aunque cambia con frecuencia, es un conocimiento asentado del pasado que, además, es compartido por los miembros del grupo.
La memoria colectiva tampoco es la historia, que nos da una representación ajustada y objetiva de un pasado complejo que, siempre, incluye ambigüedades y diferentes puntos de vista y opiniones. Es, se supone, un enfoque objetivo del pasado que, además, no tiene por qué ser la memoria colectiva.
Y tampoco es, sin más, la suma de los recuerdos de los individuos del grupo. A veces, estos recuerdos tienen importancia social pero, también, muy a menudo, solo conciernen a quien recuerda. Si son compartidos por el grupo se convierten en recuerdos colectivos y, puede que, más adelante, en memoria colectiva. Así los recuerdos individuales y la historia, en último término, pueden ayudar a construir la memoria colectiva del grupo.
Este señor, Andrew Johnson, fue presidente de los Estados Unidos.
Con estos autores vamos a repasar algunos de los estudios empíricos sobre memoria colectiva que antes citaba. Para empezar, investigan el recuerdo que los estadounidenses tienen de sus presidentes. Lo preguntan en 1974, en 1991 y en 2009, y detectan que los recuerdos se mantienen. Los encuestados deben anotar los presidentes que recuerden y ordenarlos, si es posible, en el orden temporal de sus mandatos.
Hay un olvido sistemático de los presidentes alejados en más de unas décadas, un recuerdo fuerte de los últimos presidentes para cada grupo de encuestados, con su olvido posterior, y un recuerdo fuerte de los presidentes que hicieron historia como Washington y sus sucesores inmediatos, Lincoln, y los presidentes del siglo XX, cada vez más recordados puesto que están más cercanos en el tiempo e intervinieron en hechos históricamente importantes, y muy recordados todavía, como las guerras mundiales, la depresión o las guerras de Corea y Vietnam.
Imagen del ataque a Pearl Harbor
En la memoria colectiva se guardan hechos heroicos, incluso míticos, importantes para el grupo, y se minimizan o desaparecen los hechos negativos o que no confluyen con el destino aceptado para todo el grupo. Es interesante conocer qué recuerdan los estadounidenses de tres guerras en las que ha participado su país: la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Irak. Lo estudiaron Franklin Zaromb y su grupo, del Servicio de Educación de Princeton, con 60 voluntarios, todos hombres, la mitad de 18 a 23 años y la otra mitad, de 62 a 87 años.
Se pide a los voluntarios que hagan una lista con los diez hechos que consideran más importantes de cada guerra y que los puntúen según las emociones que les provocan. Los recuerdos importantes de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial son parecidos para la mayoría de los encuestados. Por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial son Pearl Harbor, el desembarco de Normandía y las bombas atómicas sobre el Japón.
Los sucesos importantes son pocos y llegan a la memoria colectiva con relatos cortos y potentes, fáciles de aceptar y asumir. En general, las memorias colectivas se expresan como una narración con un principio, una parte media y un final. El resto de sucesos o desaparecen o se fusionan con los más recordados. Para la Segunda Guerra Mundial, el comienzo fue Pearl Harbor, la parte central con cambio de tendencia fue el desembarco de Normandía, y el final, con la victoria, fue Hiroshima y Nagasaki.
Es interesante resaltar que uno de los aspectos esenciales de una memoria colectiva es su continua reelaboración dentro de un esquema permanente y aceptado. El pasado cambia constantemente en la memoria. También se generan interpretaciones diferentes para los mismos hechos. El genocidio armenio ocurrió hace un siglo y, sin embargo, Turquía y Armenia, cada grupo con su propia memoria colectiva, siguen debatiendo sobre el suceso, su interpretación y quienes fueron los responsables y, por supuesto, sobre qué recordar e incluir en la memoria colectiva.
Otro ejemplo viene del trabajo citado de Zaromb sobre las guerras en Estados Unidos. Todos recuerdan las bombas atómicas sobre Japón pero los encuestados de más edad lo consideran un hecho heroico que contribuyó a que la guerra terminara antes y a que se salvaran miles de vidas de soldados de Estados Unidos y, en cambio, los encuestados más jóvenes lo recuerdan como una masacre con miles de japoneses muertos y como el inicio de la Guerra Fría y de la acumulación de los arsenales de armas nucleares.
También influye el silencio público sobre algunos hechos que consigue que se olviden cuando no coinciden con lo que se acepta en la memoria colectiva del grupo, como demuestran Charles Stone y William Hirst, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. La omisión de sucesos puede venir de la comunidad, de un líder e, incluso, del grupo al completo. Se olvida lo que, ante todo, no se quiere escuchar y, por supuesto, no se quiere recordar.
Alberto II, rey de los belgas
Stone y Hirst estudian los recuerdos de los belgas sobre los discursos de su rey en un momento político difícil, sin gobierno y con negociaciones entre los partidos sin llegar a un acuerdo. Entrevistan a 81 voluntarios y, aquellos que no escucharon el discurso del rey, recuerdan los problemas de su país y las negociaciones que están en marcha para solucionarlos, con su secuencia en el tiempo. Los que escuchan al rey recuerdan parcialmente esos problemas; en realidad, solo lo que el rey menciona, y el resto lo han olvidado.
Así, las figuras públicas pueden provocar olvidos selectivos y conformar la memoria colectiva del grupo. Pero no siempre es así y, a veces, parece funcionar de manera parcial como ocurre en el conflicto entre turcos y armenios sobre el genocidio del siglo pasado, incluso teniendo en cuenta que en Turquía está prohibido debatir y difundir este asunto.
Por tanto, la memoria colectiva, como la memoria de los individuos, solo recuerda parte de lo que ocurrió, y el resto lo olvida.
También la nostalgia, por supuesto colectiva, influye en la construcción de la memoria colectiva. El Diccionario de la Lengua define así la nostalgia:
1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos.
2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.
El grupo de Tim Wildschut, de la Universidad de Southampton, ha demostrado que quienes sienten nostalgia colectiva, por sucesos vividos en grupo, evalúan más alto las relaciones dentro del mismo grupo que quienes sienten nostalgia individual, por hechos vividos personalmente.
Los que sienten esa nostalgia colectiva están más dispuestos a apoyar y reforzar el grupo. En resumen, Wildschut afirma que la nostalgia es importante en los sentimientos de los miembros del grupo, en sus tendencias a la acción, y, en general, en su conducta.
Como conclusiones finales podemos afirmar que la memoria colectiva es un término que refleja cómo las personas recuerdan el pasado por ser miembros de un grupo. La memoria colectiva es, siempre, un proyecto inacabado que se basa en el rescate de recuerdos individuales y en la construcción de un relato común que refuerce la identidad del grupo.
Puede estudiarse como un cuerpo de conocimiento, como el esquema que soporta a un pueblo, o como un proceso de reivindicación y cambio. La memoria colectiva probablemente impulsa la identidad del grupo y construye su discurso social y político. Y además, el estudio de cómo varios miembros del grupo recuerdan los mismos sucesos de forma diferente puede ayudar a entender los factores psicológicos que intervienen en la creación de la memoria colectiva así como su influencia en la dinámica dentro del grupo y en los conflictos internos y externos.
Referencias:
BOPV. 2014. Ley 4/2014, de 27 de noviembre, de creación del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos. BOPV 230, nº 5141.
Roediger, III, H.L. & M. Abel. 2015. Collective memory: a new arena of cognitive study. Trends in Cognitive Sciences 19: 359-361.
Spinney, L. 2016. Our collective memory, like individual memory, is shockingly falible. British Psychological Society BPS Blog, 22 January.
Stone, C.B. & W. Hirst. 2014. (Induced) Forgetting to form a collective memory. Memory Studies 7: 314-327.
Wildschut, et al. 2014. Collective nostalgia: A group-level emotion that confers unique benefits on the group. Journal of Personality and Social Psychology doi: 10.1037/a0037760
Zaromb, F. et al. 2014. Collective memories of three wars in United States history in younger and older adults. Memory & Cognition 42: 383-399.
Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.


La memoria colectiva. Rescatado de la URL: https://culturacientifica.com/2017/06/19/la-memoria-colectiva/ (mayo 2020)


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